sábado, 8 de marzo de 2014

Conciencia contra crimen de estado

“Dictadura perfecta es la que pasa desapercibida a quienes la padecen” (Aldoux Huxley)


Pero se les fue la mano a esos políticos que gobiernan falsas democracias y ahora ya todo el mundo sabe que son un hatajo de criminales, ladrones de guante blanco, cínicos embusteros, felones de la peor catadura que dio la especie humana. La desmesura de su ambición y la denuncia clara y continuada de los oprimidos los ha desenmascarado. No pueden ya seguir engañando a nadie, salvo a quien quiera seguir viviendo en el engaño.

No les queda ya sino reprimir. Policía antidisturbios y secreta, jueces sin conciencia ni el menor vestigio de lo que significa ética, parlamento farándula que aprueba leyes injustas y normas ciudadanas contrarias a los más elementales derechos nos traen a la memoria los ya lejanos tiempos de la dictadura fascista. ¡Quien lo hubiera dicho, ahora que ya todo el coro político cantaba democracia!

Corifeos hábiles, quienes ejercen la política con ánimo de lucro, tienen la falsedad como forma propia de lenguaje. Vierten raudales de mentiras en las fuentes do beben eso que llaman “los informativos”, esa sarta de embustes, de noticias amañadas que el pueblo recibe sistemática y persistentemente. Mentiras hábiles, bien estudiadas y con tanto sabor a miel que la gente se las traga a pleno gusto. Las traga, las digiere y las propaga neciamente como si de verdades se tratara.

La lucha del pueblo empieza en el momento que se denuncian las mentiras y sigue cuando se manifiesta público descontento por esa conducta que debiera ser tenida por delictiva a tenor de los daños que acarrea. Porque daño grande es el engaño que mantiene al pueblo en la desinformación y la ignorancia de cuanto a sus espaldas se trama en perjuicio suyo.

Las mentiras de los políticos debieran ser consideradas crimen de estado, juzgadas por tribunales competentes y penalizadas de forma ejemplar y conveniente, a fin de disuadir a quienes de ellas se valen. Pero en tanto eso no llegue, la mentira deberá ser denunciada con tesón hasta que se remuevan las conciencias de toda la ciudadanía en peso. Porque solo el rechazo firme del pueblo afectado podrá disuadir a quienes gobiernan del uso de tan endiablado y criminal lenguaje.

No obstante, la lucha del pueblo no tiene que quedar tan solo en la denuncia. No se llega muy lejos con ella puesto que de un modo u otro quienes gobiernan siguen teniendo la sartén por el mango. Para que se produzcan cambios importantes hay que quietarles la sartén de las manos. Hay que quitarles la capacidad de legislar a su antojo y conveniencia.

La democracia no puede reducirse a delegar la responsabilidad de gobernar en manos que no puedan ser controladas. No, eso no es democracia sino pura estulticia, irresponsabilidad programada, engaño estructural legalizado. La democracia tiene que realizarse mediante el control del pueblo, un control permanente de cuanto hagan y dejen de hacer quienes hayan sido elegidos para gobernar. Un control ejercido desde abajo, sin condicionantes previos, sin prejuicios, sin exclusiones. Un control que esté vivo y presente a nivel de pueblo, a nivel de barrio, a nivel de centro de trabajo, de centro de estudio, de calle. Un control que implique a todo ciudadano sea cual sea su condición, su formación, su talento.

No habrá democracia mientras no tengamos pueblos responsables. Ardua tarea, pero no imposible. Basta con sentir propio el problema del prójimo y luego reunirse, compartirlo, comentarlo, ver qué se puede hacer… Esa es una tarea que no excluye a nadie. No hace falta ningún título universitario para llevarla a cabo. La solidaridad es inherente a la naturaleza humana, no un añadido casual. Crece en la medida que se ejercita. Mengua en la medida que nos aislamos. /PC


PUBLICADO EN:
http://lists.kaosenlared.net/especiales/item/82523-la-toma-de-conciencia-contra-el-crimen-de-estado.html










2 comentarios:

  1. Yo no la llamaría dictadura como Huxley, sino democracia ‘formal’ en el sentido de no esencial, sino aparente, sólo manteniendo las formas o estructura de poderes. Lamentablemente muchísima gente quiere todavía seguir viviendo engañada, es cierto, sobre todo en tiempos de bonanza económica. Parece que la reflexión sobre el sistema viene a menudo de la mano de las estrecheces económicas.
    En mi opinión el problema básico que facilita la mera formalidad democrática como cáscara vacía es el de la frivolidad. Los medios masivos inyectan frivolidad permanentemente de modo que la sociedad se vuelve adicta, y como lo dice el término, después ya no tiene voz propia y auténtica para expresarse. Después cree cualquier cosa.
    La responsabilidad popular tiene que ir de la mano de la austeridad, es compañera de una forma de despojo mental necesario para el juicio crítico independiente.
    Saludos cordiales
    Patricia desde Buenos Aires

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    1. Interesante esta síntesis que haces de la desgracia global que estamos padeciendo. Coincido plenamente contigo. Vivimos en una sociedad necia, con gran cantidad de conocimientos pero sin ninguna capacidad para reflexionar. Y el poder alimenta muy inteligentemente esa deshumanización. Cuestión de pedagogía, como bien señalaron todos los grandes maestros. Ahí tenemos la gran tarea que nos llama. ¡Ánimo!
      Gracias por tu comentario. Te deseo un feliz día.

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