miércoles, 29 de diciembre de 2004

Quien siembra vientos... *

 
...recoge tempestades. Y aun más si lo que siembra son huracanes. ¿Qué esperaba conseguir la Iglesia Católica después de diez y seis siglos de apostar ininterrumpidamente por el poder? Hoy el poder ha cambiado de manos y esa Iglesia poderosa no encuentra ya la acogida de antaño en los equipos de gobierno. Entre otros motivos -no descartemos la posibilidad de que sea el principal- porque no le hace falta a los poderosos la acción persuasiva de los sermones eclesiásticos, ya que donde antes hubo los curas ahora está el televisor. A mi ver, vamos de mal en peor, pero eso no excusa a la Santa Madre Iglesia de hacer el debido examen de conciencia.
¿Que duda puede caberle a alguien que no se sienta católico por encima de todo de que el nacionalcatolicismo de antaño ataca de nuevo? ¿Y como esperan los obispos que esa parte de la población española reaccione ante sus maniobras políticas?
 
El anticlericalismo que la Iglesia Católica padece actualmente no bajó del cielo de la noche a la mañana, sino que ha estado ganado a pulso por quienes diciendo ser discípulos de Jesús de Nazaret han estado siempre de parte de los ricos y en contra de los pobres, los cuales, si no es la totalidad del clero sí que por lo menos lo han sido y aún lo son las autoridades eclesiásticas. Pregunten si no a los teólogos de la liberación, entre otros.

Pero aun hay más. La religión que actualmente preconiza la Iglesia Católica no está ni de lejos en concordancia con el tiempo que vivimos. Predicar obediencia en una sociedad estática, donde la supervivencia del grupo dependía de que cada individuo cumpliese con afán las obligaciones impuestas por quienes lo dirigían, parece razonable. Si la única alternativa a obedecer era perecer, una posibilidad de subsistencia era programar el pensamiento para poder vivir felizmente obedeciendo. Así ha ocurrido durante siglos y siglos en los pueblos que vivían de la agricultura de regadío, o de invadir, expoliar y esclavizar a los pueblos vecinos, y aun en épocas más cercanas. Pero predicar sumisión del pensamiento y obediencia a las propuestas autoritarias y dogmáticas de quienes se arrogan inspiración divina hoy y aquí, en una época en que es necesario el conocimiento y la capacidad de razonar de toda la población para avanzar en democracia y justicia es, sin lugar a dudas, un despropósito.

Y no hablemos ya de la retrógrada moral sexual que esa Iglesia propone a adolescentes y jóvenes. Predicarles abstinencia sexual hace cien años, cuando eran muy altas las posibilidades de ser madre soltera para las que perdían su virginidad antes de casarse, podía estar justificado, aun a pesar de que pudiesen caber otros enfoques. Pero seguir actualmente con el mismo discurso, significa abogar por la inexperiencia sexual de la juventud, con todas las secuelas de orden afectivo que ello conlleva y que descarga sobre la relación de pareja. Quienes ya tenemos alguna edad y hemos sido educados conforme a esa moral, podemos opinar sobre ese tema. Pero quienes no debieran tener la pretensión de dar lecciones sobre el mismo son quienes lo desconocen de cuajo en su realidad humana por haber optado ya en principio por el celibato.

No se extrañen pues, señores obispos, de que la población no católica del estado español reaccione ante su continuada machaconería y esfuerzo por divulgar y aun imponer unos criterios morales que no van en absoluto con los tiempos que vivimos. Prueben, eso sí, a poner su empeño en conseguir una mayor justicia social para todo el mundo, una menor desigualdad de posibilidades entre ricos y pobres, una mayor convivencia entre las naciones del mundo, dejen de dar soporte a los partidos políticos que se ponen de parte de quien bombardea poblaciones inocentes... Y en materia de moral sexual y de vida de pareja, hablen de lo que saben y conocen bien por propia experiencia, y callen antes que sentar cátedra de lo que desconocen. Pero háganlo de verdad, no de boquilla. No digan «no a la guerra» mientras bendicen a los políticos que la promueven. Tal vez si eso hacen, se encontraran con menos animadversión entre esa parte de la población española que ahora tienen en contra.

Y ya para terminar, sería bueno también que pensasen que esa misma población que rechaza esos signos religiosos que a ustedes tanto les preocupa está muy necesitada de espiritualidad. Pero no de una espiritualidad que mira al cielo para no ver qué pasa en la tierra, sino de una espiritualidad auténtica que promueva el amor entre los humanos, cualquiera que sea su cultura o sus creencias. Piensen, por favor, que el mundo en que vivimos está harto de guerras, de buenos y de malos, y que cualquier persona de buena fe, sea cual sea su pensamiento o incluso sus creencias, desea poder vivir en paz en este planeta Tierra que es la casa común de toda la Humanidad.

De modo que, por favor señores obispos: paren ya su guerra y apuesten de una vez para siempre por el amor.


* Comentario al artículo de José Manuel Vidal
“Ha nacido la Navidad laica”
publicado en El Mundo el 19/12/04 según noticia de Periodistadigital.com
http://www.periodistadigital.com/object.php?o=39330)
 

sábado, 18 de diciembre de 2004

Falacias navideñas

Es evidente que quienes nos manejan a su antojo y amos del mundo nos conducen por donde ellos quieren nos tienen agarrados por el alma. ¿Cómo, si no, iban a conseguir que seres racionales adoptasen conductas tan absurdas, tan autodestructivas y tan necias como las que seguimos quienes formamos este mundo de hoy que tenemos por modélico?


Gran verdad aquella frase evangélica que dice: «no temáis a los que matan al cuerpo, antes temed a quienes matan el alma». No en vano el mundo capitalista se construyó en el seno de la cristiandad. Quienes han tejido la red que les permite tener sujeto el mundo para manejarlo a su antojo conocían muy bien la profunda verdad que encierra esta sencilla frase, y han utilizado como fibras textiles todas las debilidades del alma humana.

Y puestos a hacer frases y recordando aquello de «quien mal anda, mal acaba» cabe pensar que no hay error mayor que el de perseguir la superación humana por el camino de la materialidad más absoluta, ahondando en la codicia y en la despiadada competencia. Tanto es así que superada ya en nuestra sociedad la fase decisiva de la subsistencia, no ha sido el espíritu lo que ha alcanzado su esplendor por encima de la materialidad en la gran masa humana que constituye el pueblo, sino al contrario. Un afán de poseer constantemente exacerbado por la mentalidad capitalista ha embrutecido a la mayoría de la población hasta aniquilar su alma, esa dimensión humana que nos capacita para convivir con nuestros semejantes y con nuestro entorno.

¿A donde vamos con la cabeza llena de saberes pero sin conciencia en las entrañas? ¿Que fin, más próximo que lejano, pensamos que vamos a alcanzar? ¿Cómo podemos ser capaces de decir ¡basta! a la brutalidad que conlleva nuestra forma de vida si no ponemos el espíritu en el centro de nuestro pensamiento y de nuestro corazón?

Y que nadie se confunda, que no abogo por ninguna religión mítica, institucional, autoritaria, jerárquica, materialista y deshumanizada de esas que maquinan y movilizan gentes para doblegar gobiernos estatales en beneficio propio y con exclusión del otro sea quien sea, mostrando de ese modo un gran desprecio por la doctrina que dicen predicar. Abogo por una espiritualidad laica para la convivencia, sin más creencias que las que nos llevan a confiar en la facultad de la naturaleza humana para encontrar los propios caminos hacia la bondad, la paz y la  salvación. Y claro está que no me refiero a una salvación en otra vida, en el después y más allá, como predican la mayoría de esas religiones, sino en esta vida del más acá y de ahora, como anhela todo corazón humano.

Revuelto anda en los tiempos que corremos el panorama político entre complacencias de toda clase a las minorías formadas por quienes sólo persiguen su propio bienestar con desprecio de la mayor parte de sus congéneres. ¿Cómo puede ser que sigamos al igual que borregos camino del matadero a quienes así proceden? ¿Cómo explicarlo sin tener en cuenta que para dejarnos conducir de ese modo sin ser absolutamente idiotas es preciso que tengamos hasta el extremo la mente obnubilada, o lo que es lo mismo, el alma dormida si no muerta?

¿Y cómo puede ser que eso ocurra, que perdamos el alma, sin siquiera de ello percatarnos? No extrañaremos tanto que así sea si observamos que la naturaleza, sabia diseñadora, ha puesto en los humanos el corazón y la cabeza por encima del vientre, y no parece muy prudente contradecir al sabio y dándonos la vuelta andar patas arriba poniendo en lo más alto lo que de su natural debiera estar abajo. No obstante, eso es lo que hacemos. Tiempo de Navidad, de amor, de paz y de ternura humanas convertido de la noche a la mañana, por obra y gracia de un progreso al servicio de mentes codiciosas, en tiempo de regalos materiales, de amigos invisibles  -y aun más invisibles enemigos-  en cenas falsamente fraternales entre supuestos compañeros de trabajo, con el puñal oculto y siempre bien dispuesto para sacar de en medio a quien convenga para trepar más alto.

Navidad, breve tiempo de angelicales villancicos cantados por voces inocentes acompañadas con dulces sones de campanas que despiertan pasajeras nostalgias por una paz del alma ya perdida en los lejanos años de la infancia, pero que ahora nos afanan en la compra de obligados regalos navideños con los que pretendemos ganar la estima de nuestros obsequiados.

¡Gloria a ti, Jesús de Nazaret en esta universal celebración de tu nacimiento! Quienes te invocan y recuerdan como el gran perdedor de este orbe que se llama cristiano te alaban y a un tiempo te traicionan, tal vez temiendo que recorriendo tu camino iban a encontrar tu misma suerte. Hoy, en lo más hondo de su corazón, esta maldita civilización cristiana envilecida por el materialismo más feroz adora al asesino y a su causa, al tiempo que desprecia profundamente al pobre asesinado.

kaosenlared.net   18.12.2004

domingo, 12 de diciembre de 2004

Creencias y valores de otros tiempos...

...ya no sirven en el mundo cambiante en que vivimos. El discurso reaccionario, irracional, dogmático y autoritario de la jerarquía eclesiástica católica no puede sino provocar el rechazo de una sociedad intelectualmente adulta y desinhibida, capaz de discernir, y ansiosa de verdad y de justicia.


La cultura es un proceso evolutivo permanente impulsado por la necesidad humana de adaptarse al medio. En el desarrollo cultural intervienen tanto como las mutaciones de la naturaleza los conocimientos que de ella vamos adquiriendo. El elemento básico del proceso evolutivo es la imaginación. Ésta interviene tanto en la formulación de hipótesis a través de las cuales vamos desarrollando teorías que luego revierten en conocimientos técnicos como en la creación de recursos para el autocontrol emocional de la población. Uno de esos recursos son las religiones.

Una hipótesis ampliamente aceptada en el ámbito de la antropología dice que las religiones nacieron en el seno de culturas sólidamente establecidas con el fin de colaborar a que las conductas individuales se aviniesen con las necesidades colectivas. De eso a que esas necesidades lo fuesen verdaderamente del conjunto humano que formaba el pueblo o fuesen pura conveniencia de quienes ostentaban el poder, va el canto de un duro. De modo que con el paso del tiempo, lo que en un principio nació como remedio  -por llamarlo de algún modo-  acabó siendo ponzoña, bien sea por cortedad de sus responsables, bien por interés egoísta y mala fe.

Que todo esto que acabamos de ver ocurriese allá por los tiempos remotos, parece más o menos razonable, dada la poca capacidad de discernir que entonces tenía el pueblo llano. Pero que quienes han usurpado el pensamiento religioso durante siglos pretendan seguir con el mismo discurso esclavizante de mentes y conciencias que emplearon antaño es muestra de una total y absoluta cerrazón.

Predicar obediencia en una sociedad estática, donde la supervivencia del grupo dependía de que cada individuo cumpliese con afán las obligaciones impuestas por quienes lo dirigían, parece a todas luces razonable. Si la única alternativa a obedecer era perecer, era razonable programar el pensamiento para poder vivir felizmente obedeciendo. Así ha ocurrido durante siglos y siglos en los pueblos que vivían de la agricultura de regadío, o de invadir, expoliar y esclavizar a los pueblos vecinos. Pero predicar sumisión del pensamiento y obediencia a las propuestas autoritarias y dogmáticas de quienes se arrogan inspiración divina hoy y aquí, en una época en que el conocimiento y la capacidad de razonar necesarios para avanzar en democracia y justicia están al alcance de toda la población es, sin lugar a dudas, un despropósito.

Para no ir muy lejos en busca de un ejemplo de lo que puede ser la falta de adaptación al tiempo presente de la moral católica, vayamos a la educación sexual de adolescentes y jóvenes. Predicarles abstinencia sexual hace cien años, cuando eran muy altas las posibilidades de ser madre soltera para las que perdían su virginidad antes de casarse, podía estar justificado, aun a pesar de que pudiesen caber otros enfoques. Pero seguir actualmente con el mismo discurso significa abogar por la inexperiencia sexual de la juventud, con todas las secuelas que ello comporta. Quienes ya tenemos alguna edad y hemos conocido madres de familia que en su vejez todavía ignoraban las sensaciones físicas del placer sexual sabemos suficiente de este tema como para opinar.

Si buscamos motivos para una actitud tan descabellada de la jerarquía eclesiástica, encontraremos varias.

1)    La misoginia, el desprecio por el derecho de la mujer a obtener su parte de placer en la relación de pareja, partiendo de la primitiva consideración de que tal relación tiene como fin único la procreación y que el placer femenino no es necesario para esa función.

2)    El miedo a la liberación sexual de la mujer, ya que ésta constituye un obstáculo para someterla al macho. No en vano algunas culturas las castran físicamente.

3)    La utilización de la represión sexual como instrumento para la sumisión de la mente. Es algo común a diversas religiones.

4)    El desconocimiento real  -no teórico-  de la sexualidad y de su importancia en la vida afectiva. No hay que olvidar que quienes dictan las normas de moral sexual dentro de la Iglesia han hecho voto de castidad y carecen de vida afectiva de pareja.

En opinión de quien esto escribe, dictar lecciones de una materia que se desconoce es un claro gesto de arrogancia. Seguirlas ciegamente puede ser una necedad, pero es una opción personal que merece ser respetada. Pero dar tribuna pública a nivel estatal a quienes así actúan es un indiscutible gesto de irresponsabilidad que no debe permitirse ninguna sociedad cabal y madura.

kaosenlared.net  12.12.2004

http://old.kaosenlared.net/noticia/creencias-valores-otros-tiempos

domingo, 5 de diciembre de 2004

Religión y política, hogaño como antaño

El nacionalcatolicismo ataca de nuevo. Si alguien piensa que la Guerra Civil Española es ya historia, se equivoca. Los herederos políticos y religiosos de la época franquista siguen al pie del cañón defendiendo sin tregua sus posiciones y urdiendo estrategias de todo tipo para dominar la situación.


Es noticia constante en los medios la lucha encarnizada que están desplegando los obispos españoles por la consecución del poder. De la mano o del brazo, vete a saber, de los representantes políticos de la ideología franquista no paran de arremeter sin escrúpulos ni vergüenza contra el gobierno que el pueblo ha elegido. Y como ya era de esperar según la conducta que han venido mostrando los neofranquistas durante el tiempo que han ostentado el poder, el cinismo y la falta de vergüenza rigen todas y cada una de las acciones que llevan a cabo tanto unos como otros. Reclamar para sí los derechos que ellos nunca respetaron es la primera manifestación de indecoro que cualquiera puede ostentar. Negar lo evidente es ya el colmo.

Con todo, esa clara manifestación de desvergüenza no es obstáculo para que casi la mitad de los votantes españoles den soporte a políticos con ese proceder, del mismo modo que la conducta oportunista y arrogante de los representantes oficiales de la Santa Madre Iglesia Católica tampoco parece ser obstáculo para que haya todavía en el Estado Español una cantidad importante de católicos que los siguen considerando sus pastores espirituales. Entre unos y otros sumaron 9.300.000 votos, y esa es una cantidad muy a tener en cuenta a la hora de hacerse una idea de cual es la conciencia del pueblo español y la capacidad de convivencia que han alcanzado los descendientes de quienes tras ganar la guerra impusieron su voluntad en todo el estado sin reparar en medios ni respetar lo más mínimo los derechos humanos.

Afortunadamente, ni todos los votantes de derechas son unos sinvergüenzas ni todas la personas religiosas merecen la misma consideración que quienes componen la jerarquía eclesiástica. Y si bien entre los políticos de derechas no suele haber mayores divergencias que las que conllevan las luchas internas por el poder, entre los eclesiásticos la mayoría de las disensiones lo son por razones de conciencia, lo cual no deja de ser importante.

Quienes se interesan por esa manifiesta disensión de una buena parte de la Iglesia española han tenido últimamente ocasión de ver en la prensa corriente escritos de cualificados miembros suyos reclamando a los obispos españoles una actitud menos política, menos interesada y más acorde con el Evangelio. Y quienes seguimos de cerca la opinión de una buena parte de esa Iglesia disidente y disconforme con su jerarquía confesional venimos recibiendo casi a diario sobradas muestras de desaprobación de la conducta de sus representantes oficiales y discrepancia con sus constantes declaraciones.

En opinión de quien esto escribe, no se debe colgar etiquetas a la gente calificándolos como de derechas, de izquierdas, religiosa, anticlerical, etc., ya que ello conlleva muchas posibilidades de errar. Por más que nos duela, la convivencia exige discernimiento, y éste, la reflexión y el diálogo. Claro que quien esto lea pensará con razón que cualquier diálogo es cosa de dos, de modo que no se dialoga si uno de los dos no quiere. Cierto. Por eso pensamos que la única posibilidad que tenemos para poder avanzar por el camino de la concordia está en la educación.

Pero no es cediendo a las exigencias de quienes solamente buscan su propio bien como se va a conseguir la paz, sino actuando con rectitud y firmeza de acuerdo con principios básicos de humanidad. El gobierno actual tiene la responsabilidad de tomar todas las medidas necesarias para conseguir un importante incremento del nivel humano medio ya que ésa es la única posibilidad de encontrar el camino del diálogo. Y qué duda cabe de que la principal herramienta de que dispone es el sistema educativo, empezando por las tres etapas básicas de educación infantil, primaria y secundaria. Librarlo de partidismos malsanos es el primer deber que tiene que cumplir; y  hacer que el eje de todo el proceso educativo sea la convivencia y a la sostenibilidad del planeta es la única forma de conseguir una nueva sensibilidad en las conciencias de toda la población en un futuro no demasiado lejano. ¿De qué nos sirve sino seguir apostando por la superioridad técnica si esta no va a estar luego al servicio del bien común, la convivencia y por supuesto la supervivencia? Ya va siendo hora de poner lo importante en el primer lugar.

kaosenlared.net 5.12.2004

http://old.kaosenlared.net/noticia/religion-politica-hogano-como-antano

miércoles, 6 de octubre de 2004

Clamor de intolerancias y ceguera

¿Acaso alguien cree que es posible mirar hacia atrás sin ira?


Ciego hay que estar para no ver cuando lo que se mira es evidente. Evidente y antiguo y mil veces cantado y repetido, pero nunca advertido. Inerte queda el tiempo cuando se gira ciegamente sin parar en torno al mismo eje, como el burro en la noria, y se dan una y otra vez los mismos pasos neciamente, sin reparar siquiera hacia donde nos llevan. ¿A qué viene esa loa de la guerra? ¿Qué festejan victoriosos esos ejércitos con lucidos desfiles de tropas y de armas? ¿Es acaso el recuerdo de viejas glorias militares ya humilladas? ¿Y qué gloria nos cabe de la rapiña, el pillaje y el genocidio cometido en América? Porque es eso lo que ahora celebramos con un día de fiesta y pomposos desfiles militares ¿O no?

Parece ser que no fuimos los españoles los primeros europeos en llegar a América, pero sí los primeros en saquearla y matar a sus gentes. Una senda que holló por primera vez la España tan “gloriosa” de los también “gloriosos” Reyes Católicos y su no menos “gloriosa” parentela, y que fue la base del ancho camino de cuantos se sumaron a la rapiña y al genocidio que engendraron lo que hoy son estados americanos entre los que se cuenta el que se considera actualmente el más fuerte del mundo.

Y para celebrar tanta ignominia no se le ha ocurrido mejor idea a nuestro progresista gobierno socialista que reunir en un simbólico acto de reconciliación a un republicano y un fascista. No es de extrañar semejante desatino, puesto que si no hay sensibilidad para ver que tanto esa fiesta como ese desfile son un oprobio para cualquier persona con conciencia y un sentido mínimo de la justicia, tampoco hay que esperar que se la tenga para ver que lo más que se puede pedir a republicanos y fascistas es que renuncien a matarse unos a otros, pero no que se pongan juntos a celebrar las glorias de una madre patria que si más no los del bando republicano soñaron bien distinta. Hay que estar ciego para no ver que se odian a muerte. Y hay que ser necio para acumular leña donde puede haber fuego.

No hay más que ver lo que pasa en la enseñanza. De un lado los católicos, que con el nombre de Dios siempre en la boca una y mil veces se han alzado en armas y asesinado, a pesar de lo que dicen sus Mandamientos, reclamando ahora en la escuela el catecismo; del otro los anticlericales que, aun cargados de razones, no ven dos palmos más allá de su propia nariz y todo lo confunden y fían el futuro a la ciencia y a eso que aún siguen teniendo por progreso, como si aun no se viese el rostro del progreso y a dónde nos arrastró tanta ciencia ¡Qué panorama! Tanto más desolador si observamos que unos y otros en lo hondo del alma sólo piensan en lo mismo: en echar fuera todo cuanto no sirva para trepar más alto que quienes les rodean.

Y como no podía ser de otro modo, lo que más les mola a los de ambos bandos es la pelea, ese constante enfrentamiento del que no pueden salir más que vencedores y vencidos. Como si no ganasen siempre los más brutos, y los más desalmados...?

- ¿A dónde queréis ir, intolerantes, con vuestra necia guerra permanente? ¿Qué astuto vividor oportunista se montará el negocio a expensas vuestras? ¿O es que aun no veis que lo más fácil de manipular son las pasiones? La ambición, la codicia, la envidia, el odio, ¿trajeron algo bueno alguna vez? ¡Ni lo traerán jamás!

Si algo debiera traernos el progreso es la capacidad de ver y entender que este mundo nuestro es global -esté o no globalizado por esos depredadores sin entrañas- y que la única lucha que no está condenada a la derrota es la que tiene como meta el respeto a los demás y al medio en que vivimos. Que mientras persigamos objetivos caducos estamos dando pábulo a los reaccionarios, afianzamos el pasado y cerramos el camino hacia un nuevo futuro, un mejor porvenir, y eso es sin duda la derrota de todos, suya y nuestra.

En mi opinión, y aun cuando pareciese lo contrario, tan sólo en la Utopía puede hallarse futuro, no en la persecución ciega y codiciosa de bienes materiales. El bien común por encima de todo o a la larga -o tal vez no tan larga- compartirán la desgracia vencedores y vencidos. Y da igual que no sean iguales las partes compartidas si la mejor de ellas trae la muerte.

kaosenlared.net  16.10.2004
http://old.kaosenlared.net/noticia/clamor-intolerancias-ceguera

martes, 5 de octubre de 2004

Hecha la ley... hecha la trampa

No me cabe duda que quienes hasta ahora han maquinado para tener la exclusiva en el ámbito religioso español van a seguir haciéndolo en adelante para tener por lo menos la mayor ventaja. 


Por fin parece que la suerte está echada. Zapatero se ha decidido por hacer real la laicidad del estado y con ella la del sistema educativo. A partir de ahí, la pregunta que en opinión de quien suscribe queda en el aire es: ¿quien va a impartir esa tan cacareada cultura religiosa? ¿Qué títulos académicos van a capacitar para la docencia en tal área educativa?

Ignoro cómo el gobierno piensa llevar a cabo la provisión de docentes para el área de cultura religiosa, pero sé que ya se alzan voces pidiendo que sea profesorado especializado en religión quien imparta esa materia. Ante ellas debemos advertir que existe la posibilidad de caer en el error de considerar profesorado de cultura religiosa a quienes la Iglesia Católica ha capacitado para impartir clases de religión. Los títulos de profesor de religión que actualmente imparten los centros de estudios religiosos católicos son capacitaciones para impartir las enseñanzas de la doctrina católica dentro de la más absoluta ortodoxia decretada por Roma. De modo que quienes los poseen no son otra cosa sino catequistas católicos conformados al pensamiento que la jerarquía católica quiere difundir. En modo alguno se les debe considerar pues como profesorado de cultura religiosa.

No me cabe duda que quienes hasta ahora han maquinado para tener la exclusiva en el ámbito religioso español van a seguir haciéndolo en adelante para tener por lo menos la mayor ventaja. La honestidad no se improvisa, sino que como ya hemos apuntado en diversas ocasiones, hay que cultivarla en el alma a lo largo de la vida, y la Iglesia Católica nunca ha dado muestras de ella a lo largo de la historia, sino de maquiavelismo y engaño. ¿Qué motivos hay para suponer ahora va a enmendar su conducta y  no va a seguir echando el agua a su molino?

Sólo hay, a mi ver, una manera de evitar la felonía de las instituciones religiosas, la católica y las otras, ya que los hechos muestran claramente que nadie tiene la exclusiva de la astucia. ¡Qué se vayan todas! Que ninguna de ellas ponga los pies en las aulas. Que no son catecismos lo que falta en la escuela sino ética y conciencia. Una ética universal consensuada, que sirva en el mundo actual tanto a los creyentes de cualquier religión como a los increyentes, y a los agnósticos y ateos, que también los hay y merecen respeto. (Ya lo dijimos en «¿Dios o no Dios...? Esa no es la cuestión» kaosenlared.net  30.08.2004, noticia=5013).

Claro que un proyecto así va a tropezar con los fanatismos de siempre, religiosos y antirreligiosos, pero para eso está el Estado, para velar por el bien común, y no para conceder exclusivas a instituciones ni a ideologías que a lo largo de la historia han dado fehacientes muestras de intolerancia y han sido causa de violencias y crímenes que claman a cualquier conciencia humana.

Ahora bien, en el terreno de la praxis ¿cómo se puede llevar a cabo ese proyecto? Pues si lo miramos bien, no es tan difícil como parece. Basta con querer. Este verano se ha reunido en Barcelona el Parlamento de las Religiones, un foro para el diálogo y la comprensión entre representantes de distintas tradiciones religiosas. El propósito de esas reuniones es encontrar puntos de coincidencia entre todas ellas. Es una búsqueda de convivencia y colaboración a partir de la buena voluntad, algo que parece razonable si, como dicen todas ellas, lo único que persiguen es el bien de las personas y de los pueblos. Pues bien, ahí hay ya un principio de trabajo en el sentido que apuntábamos de la elaboración de una ética de consenso. Bastaría con añadir las gentes que pudiesen faltar para elaborar todo el proyecto y luego trasladarlo a los programas, como cualquier otra área.

Claro que para quienes creen a ciegas que su religión es la única verdadera, que ha sido revelada por Dios y que en ella hay hombres investidos de poder mágico para convertir un pedazo de pan en un ser viviente que es a la vez hombre y dios, difícilmente van a entrar en ese diálogo, máxime si ello significa renunciar a hacer proselitismo de las propias creencias en beneficio de esa forma de pensar más humana que exige la convivencia fraterna. Pero aun con todas las oposiciones que pueda haber, no se puede seguir ignorando la necesidad cada vez mayor de modificar el sistema educativo en bien de la reflexión a partir del concepto de Humanidad. ¿Que eso es el final de antiguos privilegios...? Sin duda. Pero ya va siendo hora de que así sea.

kaosenlared.net    05.10.2004 

domingo, 26 de septiembre de 2004

Educar a partir del alma... o seguir en la barbarie

Mientras de nuestras escuelas no salgan jóvenes que crean firmemente que el cielo y el infierno lo hacemos los humanos aquí en la tierra con nuestra propia conducta, no educaremos, y seguirá siendo estéril el trabajo docente.


Terminábamos la semana pasada con una pregunta que ahora quiero rehacer ¿Qué le falta o que le sobra a nuestro Sistema Educativo para que pueda contribuir a humanizar nuestra sociedad?.

Pues bien, a mi ver, le falta CONCIENCIA DE HUMANIDAD, esa peculiar configuración de la mente que nos hace sentirnos parte del COSMOS y miembros de la GRAN FAMILIA HUMANA  (o parte de la creación e hijos de Dios, para quienes prefieran el tradicional lenguaje religioso)  y que nos lleva a entender que nuestro destino está inexorablemente unido al de los otros seres con quienes compartimos esta gran casa común que habitamos que es el planeta Tierra. Y que cuando la atmósfera llegue a ser irrespirable, y las aguas estén completamente contaminadas y la tierra saturada de radioactividad, en el mundo ya no habrá más vencedores ni vencidos, sino que todos seremos víctimas de la CODICIA y la IRREFLEXIÓN que ahora nos gobiernan.

Y por toda esa razón les sobra a nuestros programas educativos, sin lugar a dudas, Utilitarismo, esa forma miope y egocéntrica de pensar y de enseñar a aprender que sólo lleva a hacernos siervos del inhumano sistema capitalista que nos domina. ¿O es que hay algo más inhumano que la ley del más fuerte?

Me parece evidente que el neoliberalismo capitalista que nos rige es un auténtico materialismo ateo, esa expresión peyorativa con la que los obispos y curas del nacionalcatolicismo condenaban a ultranza al comunismo, a un comunismo que por lo menos habla de justicia social, de igualdad de oportunidades, de repartir pobreza si se quiere, pero de repartir al fin y al cabo, algo que ni le pasa por la cabeza a una mente capitalista. Materialismo ateo y despiadado es este sistema que nos rige y que nos empuja inexorablemente a la Codicia y al Egoísmo más inhumano, por más catecismos y zarandajas religiosas que le pongan de por medio las iglesias cómplices.

Claro que esto lo digo yo desde un posicionamiento antisistema, pero desde una óptica afín al orden establecido, con el alma refocilándose en la materialidad del más compulsivo hedonismo, difícilmente puede verse así. Y da igual que quien lo mire sea de derechas o de izquierdas, porque por más que maticen el discurso unos y otros, en la pura y dura realidad se está por el espíritu o por la materia, pues que la vida es opción, y no hay más.

Ya lo dijimos cuando comentamos los tres niveles de humanidad que definía Nikos Kazantzakis «1r nivel) Comer, beber, gozar y conseguir fama y dinero. 2º nivel) Compartir, ser solidarios. 3r nivel) Poner el espíritu por delante de la materia». Ya me conformaría yo con que educásemos para hacer personas que viviesen en el segundo nivel, si eso fuese posible sin tener como objetivo final el tercero. Pero ni aun para el segundo educamos, porque con los programas educativos que se siguen en nuestras escuelas, no pueden salir de ellas nada más que hombres y mujeres con un ideal de vida basado en la primera opción. Y eso tanto si rezan como si no rezan, si van a misa como si no van, si creen que irán al cielo cuando mueran o si piensan que al final se pudrirán como cualquier otro ser orgánico. Mientras de nuestras escuelas no salgan jóvenes que crean firmemente que el cielo y el infierno los hacemos los humanos aquí en la tierra con nuestra propia conducta, no dejaremos de trabajar los docentes para hacer miembros del primer grupo de la clasificación: hombres y mujeres que solamente piensen en «comer, beber, gozar y conseguir fama y dinero». Y con ellos, el mundo seguirá por los mismos derroteros de injusticia y horror apocalíptico por los que ahora deriva.

Supongo que quien me lea me tomará por un iluso. Bien, está en su derecho, porque al fin y al cabo, vistas las cosas desde donde las ve la inmensa mayoría de la población, todo esto que digo no deja de ser una quimera. Pero yo pienso que la Utopía es posible, y que si bien casi todos los políticos acaban haciendo lo mismo, no todos son iguales, y los hay más humanos que otros. Y con sólo que hubiese como responsable de la educación estatal una persona con la cabeza clara y con Conciencia de Humanidad bastaría para que ese cambio de orientación fuese posible. ¿Que posiblemente lo haría en medio de la total incomprensión? Casi seguro, pero puesto que ese cambio que propongo no significa ningún cataclismo porque no exige en un principio derrumbar nada, la oposición que pudiese encontrar sería sin duda alguna fácilmente llevadera.

Pero aun lo voy a poner más al alcance de la mano. Tan sólo con que al frente de una escuela haya personas con Conciencia de Humanidad ya es posible darle un giro importante a todo el proceso educativo que allí se sigue. Y eso, a mi ver, no es mucho pedir, pero sí mucho alcanzar.

Da pena ver como nuestras escuelas desperdician día a día la oportunidad que tienen de ejercer esa docencia humanizadora que desde las más diversas instancias se está reclamando con urgencia. Organizaciones de todo orden, ecologistas, pacifistas, de derechos humanos, incluso alguna religiosa (de éstas, pocas, porque la mayoría están por el sistema) no paran de lanzar continuamente gritos de alarma.

El mundo se hunde. La Humanidad navega a la deriva. Y nuestras escuelas siguen sin poner el Espíritu en el primer plano del proceso educativo. Sin duda, va a seguir la barbarie.

Kaosenlared. Opinión  26.09.2004 

sábado, 18 de septiembre de 2004

Universo mental

No hay mayor esclavitud que aquella que se fragua en la propia mente, pero tampoco hay mayor impulso de libertad que el que de allí procede


Vivimos los humanos al impulso de nuestras fantasías, y son ellas, sin duda, quienes guían todas nuestras acciones. De nuestra mente, de nuestra fantasía arranca la ilusión que nos impulsa a arriesgadas empresas, algunas necesarias para la vida, otras, prisioneras del ego, inhumano camino de destrucción y muerte.

La propia mente, con su complejidad de instinto, intuición, emotividad e intelecto genera los impulsos que mueven todas nuestras acciones, desde las más primarias hasta las más sutiles y sublimes. Desde las que enfrentaban al cavernícola con una fiera aun a riesgo de perder la propia vida a cambio de obtener una buena provisión de proteínas con las que asegurar la nutrición propia y la de su grupo humano, hasta la de cruzar en solitario mares y océanos, estepas y desiertos sin mayor objetivo que el que conlleva contemplar la belleza de una flor o de un amanecer en pleno campo o el de un canto surgido del interior del alma. Todo en nuestra mente, compleja mezcla de genes y vivencias, tiende a motivar nuestras propias acciones.

Bien lo sabían ya los primitivos cazadores cuando pintaban las paredes de sus grutas en el rincón más profundo y oscuro con escenas de caza. Para ellos el animal comestible era sagrado, y su muerte el ritual necesario para la propia vida. Y contemplar la realidad a través de ese prisma, una manera necesaria de hacer acopio de valor y aun de fuerza en su cotidiana lucha por la subsistencia. Un modo de ensalzar al cruel destino a fin de construir mediante el pensamiento un universo de dignidad personal, de autoestima, de integración social, de aceptación del otro y por el otro, de amor y de calor humano, palabras éstas que actualmente a una buena parte de nuestra población occidental suenan extrañas.

Lo sabían también hace ya diez mil años los pueblos que vivían de cultivar la tierra cuando organizaban en fechas puntuales fiestas y ceremonias repletas de misterio con las que daban sentido al sufrimiento que conlleva el trabajo que imponía el autoritarismo que regía la estructura social del colectivo humano del cual formaban parte.

Como también en época reciente, de esa necesidad de construir un universo de esperanza en la propia mente, de un futuro mejor para su gente aunque ellos no lo vieran, han brotado del alma del negro esclavizado por la maldad del blanco esos cantos profundos, esos lamentos de dolor y autoafirmación. Y del pueblo gitano, esas segurillas y carceleras y canciones de fragua...

Para bien y para mal así lo han mantenido en su saber al correr de los siglos todos los pueblos y todas las culturas, tanto dominadores como dominados. Y durante siglos las religiones de creencias han cumplido la misión de mantener sumiso al pueblo bajo el poder del tirano de turno, fuese quien fuese. Hábiles conocedores del poder de la mente y de la fuerza de atracción que para los humanos tiene lo oculto, los magos oficiales del poder establecieron cultos y rituales supuestamente cargados de fuerza sobrenatural que atribuían a ese Dios terrible y mayestático que se inventaron para tener aterrado a todo el pueblo.

Avanzado el proceso de instrucción del pueblo analfabeto, cuando ya no se sostiene en pie la magia, otros procedimientos han venido a suplantar los viejos ritos dentro de un mismo paradigma religioso de ansia de protección contra la contingencia de la vida. Ya no bajan ahora de los púlpitos las antiguas promesas de dicha eterna para quienes someten su conducta a los mandatos de ese tirano Dios entronizado en lo alto del cielo, sino que la felicidad se ofrece ahora para el tiempo actual a cambio de adorar al dios Dinero, y esa promesa se propaga por doquier y nos alcanza dondequiera que estemos, ya sea por la vista o el oído o de forma sutil a través de la Codicia, de la Envidia o de la Vanidad inteligentemente manejadas.

No hay mayor esclavitud que aquella que se fragua en la propia mente, pero tampoco hay mayor impulso de libertad que el que de allí procede. De ahí que los estrategas del sistema tengan tanto cuidado en tener ocupado constantemente nuestro cerebro, ya sea con la imposición de supuestos necesarios saberes o con las distracciones más banales cargadas de mensajes subliminales con los que colonizan nuestras mentes y propagan su inhumano y  perverso pensamiento.

Tan sólo con una mente libre seremos libres. Tan sólo iluminando el corazón con la bondad y manteniendo libre nuestro propio pensamiento podremos mantener despierta el alma. Esos son los cimientos sobre los que se asienta todo proyecto humano. Ése ha de ser el fundamento de toda educación que se proponga humanizar la sociedad en que se desenvuelve.

¿Qué falta en nuestro sistema educativo para que un proyecto de tal orden pueda forjarse?

Tal vez podamos verlo en próximas sesiones. Seguiremos con ello. Hasta la próxima!

Kaosenlared.net  18.09.2004  

http://old.kaosenlared.net/noticia/universo-mental 

lunes, 13 de septiembre de 2004

Educar la Conciencia... o vivir sin ella

La vida es opción, y no vale «servir a dos señores» ni «encender una vela a Dios y otra al Diablo». Se vive con Conciencia o sin ella, y no hay más.


Que el ser humano es biológicamente teísta es algo que está fuera de toda duda. No se da en todo el mundo conocido en presente y pasado un sólo pueblo sin un universo mental de seres sobrehumanos, sin un entorno sagrado puerta de todo bien y todo mal, intocable so pena de desgracia personal y aun colectiva, que exige adoración y sumisión total y permanente. Magias y religiones han generado rituales y cultos a los dioses y entes que el colectivo en peso ha adorado. Rituales y cultos de obligado cumplimiento so pena de repudio, de exclusión social.

Y sigue siendo así. Ante el temor que genera la contingencia, el ser humano se protege con su imaginación creando dioses y poderes supremos para sí y su entorno que a cambio de obediencia fiel y adoración le guardan y protegen. Pensémoslo sino: ¿Quien no tiene en su vida un absoluto en quien confía ciegamente, a quien adora con devoción en cada instante, a quien entrega sus mayores esfuerzos, por quien lucha tenaz continuamente, a quien ofrece lo mejor de su vida, a quien ama con todo el corazón, por quien pelea siempre que conviene, a quien continuamente ofrece sacrificios, ante quien de rodillas se postra y se humilla sin límite incluso hasta más allá de lo que dignamente acepta su conciencia...? Pues ese es su Dios, su Protector, su Guía, el Supremo Valor que orienta y encauza sus acciones en cada uno y todos los momentos de su vida.

Y es que no hay duda. Es condición humana vivir postrado y adorar de rodillas, ya sea a un Dios Creador Fuente de Vida de Equidad de Justicia y de Misericordia, ya al Espíritu Maligno mediante la Ambición y la Codicia desmedidas de Éxito, Placer, Poder, Dinero, Seguridad, Confort...

Servir a la Verdad o a la Mentira, entronizar en nuestro corazón el Bien o el Mal es algo que define la persona que somos, la forma de vivir por la que optamos, el mundo que queremos y por el que apostamos, pues vivir es optar, y no valen de nada medias tintas ni andar con «una vela a Dios y otra al Diablo». Que se está con los pobres o con los ricos, pues que no hay nada más, ya que no es pobre quien sin tener dinero lo ambiciona. Que se pone en primer plano la Conciencia o se vive en el Fraude y el Engaño. Y no hay más.

Y no es un ente abstracto la Conciencia sino algo visceral. Un complejo sistema neuronal condicionado, con respuesta hormonal y mal de tripas cuando se falta a la Verdad o a la Justicia, o sana sensación de bienestar cuando con nuestro hacer servimos esos valores y los entronizamos. Un detector de dioses y de ídolos que hay que educar si se quiere que funcione. Que no baja del cielo ni se da gratis, como agua de lluvia, sino que hay que construirlo en la mente, en el intelecto y en el corazón conjuntamente desde temprana edad. Y que se tiene o no se tiene de por vida y se vive con ella o sin ella. Así de claro. No hay más.

Educar la conciencia no es cosa de dos días, ni de proclamas y panfletos ni de oír misa una vez o más a la semana. Educar la conciencia es la gran tarea de toda educación si no queremos que el mundo se nos ponga por montera. Instruir, hacer crecer la inteligencia y propiciar hábitos en pro de la salud y el bienestar de la persona y de la Humanidad entera, eso es la educación. Técnicos, ingenieros, profesores, mecánicos, abogados, curas, monjas, políticos o barrenderos..., no es la cuestión. En cualquier caso la cuestión, el fin supremo de toda educación es desvelar y ayudar a forjar conciencias, seres humanos libres y conscientes, responsables y constructores de la historia.

Y eso, por más que suene extraño, es posible. No gastaría yo mi tiempo en este tema si educar de ese modo fuese pura entelequia. Hay medios suficientes para hacerlo, basta sólo querer. Querer un mundo nuevo, justo y humano, al margen de intereses y prebendas, donde la fuerza del Espíritu camine por delante sin mentiras, ni engaños, ni felonías. Quererlo con el alma y luchar por ello, poniendo la Conciencia por delante. Apostar, y jugárselo todo a una carta, sin reservas ni engaños, que la vida es opción... Y no hay más.

kaosenlared.net   13.09.2004

http://old.kaosenlared.net/noticia/educar-conciencia-vivir-sin-ella

lunes, 6 de septiembre de 2004

No nos salva ni Dios si no cambiamos

¿Pero qué hay que cambiar...? ¿Para qué cambiar nada si vivimos tan bien, en las maquilas nos trabajan barato y nosotros vamos en coches cada vez más caros? «-¿Te gusta conducir?»


A este mundo en que estamos no lo salva ni Dios, porque difícilmente hallaríamos en él diez hombres justos que se lo mereciesen. Justos o bien dispuestos a que las cosas fuesen realmente de otro modo. Porque ¿hay alguien que de verdad quiera que las cosas sean de otro modo? ¿O es simplemente que los que estamos abajo queremos subir a lo más alto?

Remover un poco el entorno para seguir andando por el mismo camino pero esta vez siendo nosotros quienes vayamos sentados en una silla gestatoria a espaldas de los de abajo, estilo Papa. ¿Es eso pues lo que queremos? Pues si es sólo eso, no merece la pena lucha alguna porque seremos otros perros «en los mismos collares» defendiendo la casa del mismo amo. Irak, Afganistán, África, América del Sur seguirán donde están. Y seguirá la injusticia, seguirá la miseria y seguirá también la irreflexión que las sustenta, y el mundo no cambiará ni tan sólo de lado... Y seguirán sufriendo quienes ahora sufren y padecen. Lo único que pasará es que nosotros nos habremos montado un poco más en el carro.

¿Va bien así? ¿No? ¿No es eso de verdad lo que queremos? ¿Qué es pues lo que queremos? ¿Alguien quiere saberlo? ¿O a lo más que se aspira es a seguir viviendo?

Por todo lo que veo, está muy claro que a lo más que aspiramos es «a que no haya olas, pero no a esforzarnos para dejar de estar hundidos en la mierda hasta el cuello». Lejos queda ya el tiempo en que pensar era lo primero. Ahora lo primero es gozar, pasarlo bien, sin nadie que zarandee la poltrona o la balsa de mierda donde estamos instalados. A todo aquel que diga o haga algo que perturbe la paz hay que defenestrarlo, porque crucificar ya no se estila. Y da igual la razón, cuando lo que nos mola es el inmovilismo y la falsa pelea que lo disimula.

De modo que aquí estamos, refocilándonos con la miseria hasta concederle carta de naturaleza a todo lo que oprime y esclaviza, y así perpetuarlo. Y ahí tenemos, para empezar, un sistema educativo profesionalizado y más o menos competente en la transmisión de las habilidades y saberes que designa el sistema, pero cada día más acrítico y más adaptado al pensamiento utilitarista imperante, menos comprometido con la Humanidad y más dispuesto a aceptar que estamos viviendo en el mejor mundo de todos los posibles. Y para continuar, unos sindicatos bien organizados para encauzar la lucha obrera por los senderos que marcan los de arriba, los que mandan a quienes nos gobiernan; unos sindicatos que nadie sabe bien qué objetivos persiguen ya que se limitan a discutir cuatro pesetas a cambio de someterse al poder y olvidar cada vez más a los pobres y oprimidos. Y para distraernos de todo eso ahí está el buen vivir, y ese Forum de les Cultures para la convivencia, y el Parlament de les Religions para la paz, y cada vez más variedad de circos y distracciones que sustituyan al antiguo rezo del Rosario para irnos calmando y anularnos la conciencia. Y en paralelo los cacharros, los refulgentes coches, el fútbol y esos shows televisivos sobre el tema del día, ya sea la política, las olimpiadas, una boda real o cualquier exitoso Gran Hermano.

Si cerramos los ojos posiblemente diremos: -Vivimos bien, no sé qué más queremos...? Claro que siempre se puede estar mejor pero... Mira, las maquilas aun nos quedan muy lejos y aquí tenemos unos precios más o menos baratos. «¿Te gusta conducir...?»  Bueno, si acaso que nos cambien al Bush ese que ha sido un zafio y nos ha removido la conciencia... Pero que no nos toquen nada más, no sea que la gasolina se nos ponga más cara. Y además que cambiar algo de verdad es un esfuerzo, y ya tenemos bastante con esforzarnos para salir adelante con el pago de todo lo que compramos. Sólo nos faltaría ahora tener que esforzarnos en pensar...!

Y tal vez sea ése el sentir común. Pero yo me pregunto: ¿Es que de verdad alguien cree que la injusticia andará siempre lejos? ¿Que tenemos alguna posibilidad de evitarla mientras sigamos felices y contentos aceptando la forma de vivir que nos impone el sistema capitalista? ¿Se puede acaso pensar en mejorar el mundo si no empezamos antes por mejorar nuestra propia persona tomando conciencia de cuán injusta es nuestra forma de vivir? ¿Y es posible esa toma de conciencia, en nosotros y en nuestros hijos, sin una reflexión sistemática y continuada y sobretodo sin una educación pensada para ese fin? Si no nos esforzamos en construir conjuntamente mediante el diálogo, la reflexión y el esfuerzo un pensamiento y una moral que nos sostenga; si no somos capaces de construir siquiera en nuestra mente un mundo más humano, menos injusto y desigual, donde el vecino no sea un enemigo ni un objeto extraño sino un hermano, ¿podremos construirlo realmente en nuestro entorno?

Si todo queda ahí, en simple procurarnos mayores bienes, no es difícil para los dueños del sistema tener en el poder a sus lacayos, ya sea ése algún facha bigotudo y malcarado o bien un sonriente civilizado. En realidad es lo que exige nuestra forma de vivir en despilfarro: oprimir, depredar y ponernos siempre al lado del poderoso, de la forma que sea y sea éste quien sea.

Pero para evitar tanta injusticia es preciso cambiar, lo cual quiere decir poner en primer plano la conciencia. Y eso es muy difícil cuando se piensa sólo en comer, beber, gozar y perseguir fama y dinero, los grandes valores del mundo capitalista en que vivimos y que aun sin darnos cuenta todos y todas defendemos y fomentamos. Nuestra forma de vida es un puro adorar al Becerro de Oro, un impregnarnos la mente con su salvaje ideología encubierta de racional pragmatismo para un mayor bienestar... propio, evidentemente, al otro que lo zurzan. Y sobretodo un educar a quienes nos sucedan para seguir adelante con el sistema...

Lo dicho, que no nos salva ni Dios... si no cambiamos.

kaosenlared.net   06.09.2004

http://old.kaosenlared.net/noticia/no-nos-salva-ni-dios-si-no-cambiamos (El viejo KAOS EN LA RED fue desmantelado. Este enlace ya no conduce a la columna publicada en esa web)

lunes, 30 de agosto de 2004

¿Dios o no Dios...? Esa no es la cuestión

La cuestión es si queremos ser personas, seres humanos, o si nos basta ser simples animales inteligentes, depredadores ávidos, dependientes halcones amaestrados, perros de presa al servicio de quien los alimenta sea quien éste sea.


Lo dije anteriormente, que lo peor de las mentiras no es el engaño sino la confusión que siembran. Esta España “triunfante”, autovitoreada, supuestamente vencedora allí donde haga falta ya sea en el deporte o en cualquier charanga, radical hasta la médula mitad atea y mitad católica fanática, realmente vencida y humillada y muerta de hambre vendió en su día el alma al mundo del dinero y de calzar alpargata pasó al neumático sin transición alguna, en rápida carrera hacia el olvido de una dictadura que falleció de vieja. Esta España “avanzada”, que ha descubierto la internet antes que las bibliotecas y que reparte títulos universitarios a gentes que no piensan, ha alcanzado el móvil mucho antes que el diálogo.

Empecinados en antiguas reyertas, ateos y creyentes no reparan en que el mundo se hunde entre un materialismo necio e inhumano y un fanatismo religioso y perverso que aun da lugar a que algunos desalmados afirmen ser enviados de Dios para salvar el mundo, igual que en viejos tiempos, mientras impunes asesinan y roban y destruyen ante unos pueblos bobos, sin alma y sin conciencia que ignoran el fin que se avecina.

A eso nos llevaron viejas supersticiones religiosas y ambiciosos proyectos racionales, a un mundo sin conciencia que, o mira al cielo por no ver qué sucede acá en la tierra, o llena el vientre como los animales y olvidando su condición humana se refocila en placeres grotescos y malsanos.

Bienestar material y éxito personal, alta velocidad de las mentiras y de la inconsciencia colectiva, férrea deshumanización sobre terrenos móviles que se hunden y arrastran todo lo que sustentan en un mundo global donde unos trabajan como esclavos y otros mueren de SIDA y hambre por millares. Dantesco infierno donde todos ardemos como almas en pena, victimas y verdugos mezclados y revueltos sin distinción alguna, danzando al son que se le antoja a esa minoría que manda a quienes nos gobiernan.

Un mundo sin bondad, sin esa extraña flor que raramente se halla en estado silvestre pero que crece bien donde se la cultiva. (-Por cierto: ¿puede alguien decirme donde se encuentran esos campos floridos y quien de ellos se ocupa? ¿O es el azar quien hace la tarea?)

Sin bondad y sin conciencia, sólo pensando en el bien de uno mismo y los demás que se pudran que revienten y mueran, que al fin y al cabo todos un día moriremos... Ese es el mundo que nos da el capitalismo. Y ¿quien cultiva en este mundo la bondad?

Los obispos y curas, con sus viejas monsergas celestiales, han dado albergue en el mundo inhumano en que vivimos a la insaciable codicia de los ricos y de los desalmados y han propiciado el odio y el rencor de los más pobres y desafortunados. Y ahora quieren que los niños se aprendan de nuevo el catecismo...! ¿Y la bondad? ¿Donde está la bondad de los que piensan sólo en el poder? ¡Ah, claro! La bondad tiene que ser para los pobres, para que cuando mueran vayan al cielo, y entretanto sean animalillos dóciles aquí en la tierra. -¿Verdad, señor obispo? ¿O es simplemente que lo que a ustedes interesa es tener fanáticos sumisos con la mente cautiva para que les obedezcan ciegamente y les aseguren el poder y el sueldo?

Señores gobernantes, los que ahora están de turno, atiendan, por favor...! Que no le basta al pueblo con que haya  leyes que en teoría han de ser para todos pero que favorecen a los más ricos siempre y casi nunca obligan más que a los pobres. Que no basta con tener técnicos y mano de obra al servicio de una ideología inhumana que todo lo destruye. Que queremos personas, un pueblo con justicia y con conciencia, con dignidad humana, no necios instruidos con la barriga llena. Que no es el catecismo lo que hace falta en la escuela sino conciencia. Que hay que pensar la educación, desde la guardería a la universidad, de otra manera. Que no vale delegar en los de siempre eso de la moral, que lo hicieron muy mal y aún no han aprendido ni enmendado. Que hace falta una ética con un mayor consenso que abarque a todo el mundo, blancos y negros y moros y cristianos y aun a los ateos y a los increyentes que son ahora los que más abundan, y a los católicos fanáticos... (ya costará con esos). Que estamos empezando una nueva era, señores gobernantes...! Sépanlo Vds, que ya no valen antiguas cantinelas... Que el  mundo en que vivimos se nos va de las manos entre rezos y engaños y engreídos saberes... Que la vida es opción y que necios egoísmos insolidarios acabarán con todo en breve si no nos decidimos unos y otros a arrimar el hombro... Que el bien, o es común o no es bien para nadie, ni aun para el poderoso.

¿Dios o no Dios...? Esa no es la cuestión cuando de educar se trata. Dejemos en la iglesia, en la mezquita o en la sinagoga a los curas, imanes y rabinos, que las creencias son cuestión personal y muy privada pero la educación para la convivencia es cosa pública. Legislen y gobiernen quienes por decisión del pueblo deben hacerlo, y háganlo con equidad y con sentir humano, no en atención a intereses partidistas de injustas mayorías. Pero quienes formamos el pueblo gobernado tengamos muy presente cual es nuestro lugar y cuales los derechos y deberes que nos incumben, y asumámoslos con diligencia y recordando que nunca los gobiernos nos darán lo que nos corresponde si no lo reclamamos. La educación del pueblo desde la humanidad es el eje en torno al cual gira todo el futuro. Nadie tiene derecho a lavarse las manos.

kaosenlared.net  30.08.2004
http://old.kaosenlared.net/noticia/dios-no-dios-esa-no-cuestion

sábado, 24 de julio de 2004

Lo peor de las mentiras...

... no es el descrédito que proporcionan a quien miente, que allá cada cual con su reputación, sino que enmascaran la verdad y la invalidan mediante la perversión del lenguaje.


Con frecuencia aparecen en esta web escritos relacionados con la religión, ya sea a propósito del empeño y las maquinaciones de los obispos por metérnosla de nuevo en la escuela pública (más o menos al modo de los tiempos del nacional-catolicismo franquista), o de la escandalosa discriminación política del Papa en favor del PP en su visita a España, o de la no condena clara y pública de la política imperialista y criminalmente anticristiana de los EE.UU. de América, o de la financiación total o parcial de la iglesia española por el estado (un estado manifiestamente laico según su constitución), o de un largo etc, etc, etc, que es capaz de hacer hervir la sangre a cualquiera que tenga un poco de sensibilidad en favor de la verdad y en contra de la patraña y la intriga política.

En mi opinión, la Iglesia Católica es por su conducta merecedora del anticlericalismo que se le profesa, y responsable de haber propiciado una buena parte de la irreligiosidad que padece el mundo actual con su tergiversación del mensaje cristiano en favor del poder terrenal. Y esos pecados, por los cuales el papa Juan Pablo II tras hacer confesión pública pidió perdón, contrariamente a lo que dijo no son simple historia pasada sino rabiosa actualidad. Véase sino, además de lo apuntado en el primer párrafo, quienes tienen mayor influencia en las decisiones de la Iglesia y quienes están excluidos de ellas.

Pero lo peor de las mentiras no es el descrédito que proporcionan a quien miente, que allá cada cual con su reputación, sino que enmascaran la verdad y la invalidan mediante la perversión del lenguaje. Cuando el lenguaje cae en manos de perversos embusteros, quien sale más perjudicado, quien pierde más credibilidad no es el mentiroso sino las palabras. Y eso es, a mi ver, lo que ha ocurrido con el lenguaje religioso.

La grave consecuencia de esta animadversión que desde mi punto de vista está más que justificada es que el mundo cristiano, eso que históricamente constituyó la cristiandad, ha renunciado no tan sólo a la religión sino también a la espiritualidad, y se ha lanzado en brazos del materialismo más absoluto y destructor. Y las consecuencias de ese materialismo atroz que es la base indiscutible del capitalismo, están siendo nefastas para la Humanidad entera.

Me parece que resulta evidente que es infinitamente más peligroso un ingeniero que un simple artesano forjador o herrero cuando ambos están animados por un mismo pensamiento utilitarista, ya que el primero dispone de una capacidad destructiva muchísimo mayor que el segundo, en tanto que sus conocimientos técnicos no garantizan su capacidad para reflexionar sobre la repercusión de su actividad profesional en el devenir de este planeta que habita la Humanidad de la cual formamos parte. Y cada año salen de las universidades miles de titulados que son una auténtica bomba de relojería justamente por su falta de planteamientos religiosos, espirituales y éticos o por la simplicidad con que los abordan. En su ideario personal figuran en primer lugar el éxito social y profesional y el bienestar material, y en su proyecto de vida apenas sí tienen cabida otros planteamientos más humanos y altruistas.

Por todo ello, especialmente por esto último que acabo de decir, veo con preocupación la frecuente aparición en esta web, que quiere ser un instrumento para la lucha anticapitalista, de artículos en torno a la religión que por la simplicidad de sus planteamientos no hacen más que reforzar el pensamiento profundamente utilitarista que da soporte al capitalismo que pretendemos combatir. Es un tema que me interesa y como acabo de decir me preocupa, y por ello prometo insistir en él durante este próximo curso, es decir, después de vacaciones. Entretanto, a fin de evitar equívocos y facilitar a quien me lea la comprensión de mi posicionamiento sobre este controvertido tema de la religión y la espiritualidad, especialmente en lo que concierne a la educación, le invito a que consulte mis anteriores escritos publicados en esta misma web. Para encontrarlos no tiene más que poner mi nombre en la casilla del buscador.

Y por hoy, eso es todo.  ¡Feliz verano!

sábado, 17 de julio de 2004

En pos de la Utopía

Breve meditación veraniega en forma de aguinaldo.


Galopar con la crin del Alma suelta,
sobre ese extenso valle que es la Vida,
sin más barreras que el Discernimiento,
en pos de la Utopía.

Firme en la mano la brida de la Mente,
henchido el corazón con la Alegría
de un ideal repleto de Esperanza,
de un futuro de Paz y de Armonía,
de mujeres y hombres Soberanos
de Sí, pero Hermanos
entre Pueblos y Gentes que se abrazan
y que estrechan sus manos.

Cantos de Libertad, de Paz y de Justicia,
Armonía de voces y latidos,
eco de Corazones que resuenan
en un canto común
de Amor y Nueva Vida.

¡Ánimo a todo el mundo!
¡Coraje y que no ceje
ese esfuerzo tenaz de cada día
en pos de un Mundo Nuevo, 

en pos de esa forma de vida ideal, 
soñada,
a la cual llamamos Utopía!

 

kaosenlared.net  17.07.2004  
http://old.kaosenlared.net/noticia/en-pos-de-la-utopia

viernes, 9 de julio de 2004

Es en la rebelión donde el alma se revela

Un pueblo sin conciencia, con el alma dormida, es un pueblo vencido y sometido.


Rebelarse es una actitud visceral, un movimiento sísmico humano que arranca de lo hondo del alma. Cuando alguien se revela lo hace con las entrañas y aun en contra de toda razón y conveniencia. Las grandes rebeliones de la historia las han protagonizado pueblos con conciencia, con el alma despierta. Pueblos formados por hombres y mujeres conscientes de su dignidad humana que al impulso de su conciencia se han rebelado contra la injusticia, la mentira o la humillación, y se han lanzado a la lucha en pos del ideal que brillaba en su mente, en su pensamiento y en su corazón.

Rebelarse es la condición esencial del ser humano, el baremo que marca el nivel de humana dignidad de la persona. Y puesto que la natura humana tiene tendencia a someter al otro, a explotarlo, a obtener beneficio del esfuerzo ajeno, es preciso que el alma esté despierta para cerrarle el paso a toda esa injusticia, ajena y propia, puesto que todos estamos expuestos a caer en la más absoluta iniquidad. De ahí que la rebelión no sea tan sólo un acto contra otro u otros sino que puede y aun debe serlo también contra uno mismo cuando la conciencia a ello llama.

Pero para que la conciencia grite reclamando justicia hay que tenerla viva y bien despierta. Forjarse una conciencia no es algo gratuito; quiere dedicación, quiere tenacidad, continuidad, firmeza, reflexión, meditar, contemplar la belleza de la vida con el alma serena y el corazón henchido... Requiere educación y aun autoeducación, y un largo y generoso filosofar durante toda la vida. Forjarse una conciencia, hacer crecer el alma no es algo gratuito ni es nada banal que se obtenga sin más.

Ese ente misterioso y metafórico, el alma humana, que tanto verbo ha movido, no es algo que se pueda dejar en el olvido, al margen de la vida cotidiana pensando en sacarlo a relucir cuando convenga, igual que los pendones en las celebraciones y fiestas lugareñas. El alma vive y crece al ritmo de nuestra propia vida o se atrofia como miembro en desuso y al final fenece o si más no queda inservible.

Y es tal vez por eso que ahora rebelarse no se estila, que es una actitud fuera de moda, que no se lleva ya. Ha quedado tan sólo en rasgo peculiar de adolescentes, una incomodidad inevitable que padres y educadores intentan casi siempre esquivar y aun neutralizar..., para bien del educando, según dicen. La mayoría de la población al asumir su condición de adulto entiende que madurar consiste en ser feliz a ultranza, adaptándose al sistema y sumiendo su alma en una estado de sopor que le impida plantearse toda cuestión a cerca de cuanto pueda acaecerle, evitando de ese modo cualquier incomodidad de cuerpo y de alma, aun a costa de su propia dignidad humana. Algo así como un proceso de invernada de por vida que garantice la supervivencia en el glacial panorama moral que va a envolverle.

Actualmente, la gente no se rebela ya más que contra la misma rebelión, contra todo lo que pueda constituir un estorbo en el camino trazado por la propia inercia. La inmovilidad parece ser uno de los valores máximos de esta sociedad nuestra que, paradójicamente, se caracteriza por la velocidad, por el movimiento permanente, por lo poco que duran ya las cosas empezando por los cacharros esos a que tan aferrados estamos y sin los cuales parece como si no pudiéramos vivir. Un afán desquiciado de novedad y cambio que afecta incluso a la estructura emocional de las personas y a su vida afectiva es la principal característica de esa inercia esclavizante contra la cual parece imposible rebelarse.

Un correr permanente, sin alma, sin conciencia, para así ir mas deprisa a nadie sabe donde, hace de balanceo de las almas, justo para mecerlas y dormirlas, para inmovilizarlas hasta atrofiarlas y así poder embrutecer a las personas hasta convertirlas en simples individuos de una gran masa, amorfa y manipulable por quienes ostentan el poder. Masa en lugar de pueblo. Individuos sin alma en lugar de personas conscientes.

Ese es el gran triunfo del capitalismo, convertir el pueblo en masa. Pero ese ha sido también siempre el gran objetivo de todas las ideologías y religiones generadoras de creencias: esclavizar el pensamiento, secuestrar las mentes, anular las conciencias, adormecer las almas para así convertir las personas en individuos y el pueblo en masa.

Pueblos sin alma, personas sin alma, individuos, masa... Sumisión permanente... Triunfo del poder esclavizante, sea cual sea.

No... No más esclavitud.  
Viva la Libertad!   
Viva la Rebelión!!    
Viva el Alma!!!

 
kaosenlared.net   09.07.2004 
http://old.kaosenlared.net/noticia/es-rebelion-donde-alma-revela


Hay 9 comentarios   
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[2004-07-09 23:26:36]   
Pero la Libertad empieza por asumir un compromiso real, tangible, diario y personal... empieza por cambiar tu propia vida, dejando los discursos y las modas para otros... para los fantasmas y oportunistas de siempre...
Debemos aprender a ser hombres, ciudadanos, seres capaces de dudar, de investigar, de evitar caer en los dogmas y en las censuras habituales...
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[2004-07-09 23:55:37]   
La rebelión contra los dogmas, contra los dogmas se vistan de libertarios o se vistan de antineoliberal... sobran las etiquetas, las censuras y las monsergas de todo tipo... pero hace falta compromiso real, tangible, visible, eficaz... y no veo a muchos dispuestos a la asunción de compromisos eficaces y sistemáticos... hay mucho ruido y pocas nueces... hay muchas frases geniales y fuera de contexto, pero poco trigo y menos pan...
AMS
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Jaime Richart [2004-07-10 02:42:59]   
al autor

Me encanta su coraje y su espíritu. Creo que ambos ponemos el alma al servicio de la expresión formal...
La "educación en sumisión" como la llama Salvador Pániker, es lo que trae. No tenemos dictadura convencional pero, vista la actualidad, teníamos una gran ventaja quienes la padecimos directamente: sabíamos qué es lo que no queríamos... Sin embargo hoy día, como vd. dice al denunciar la falta o la debilidad del espíritu rebelde, da la impresión de que no se sabe realmente qué se quiere... Por eso nos manejan como quieren a pesar de estos juguetes de la Red... o con la colaboración de ellos.
Una afectuoso saludo
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Pepcastelló [2004-07-10 02:49:45]   
Al anónimo

Gracias por tu acertado comentario. Yo lo había expuesto ya en “Dime cómo vives..., y te diré cómo piensas” http://www.esfazil.com/kaos/noticia.php?id_noticia=3437 «...la reeducación de un adulto no es sino un proceso de descubrimiento de la verdad, de iluminación, de conversión personal...» «... mientras sigamos viviendo tan cómodamente no seremos capaces de imaginar siquiera otra forma de vida» «...toda conversión exige soltar lastre, algo que cuesta muchísimo y a lo que en principio casi nadie está dispuesto...» «...ésa es a mi ver la primera gran tarea colectiva que tenemos que llevar a cabo: motivarnos mutuamente sin descanso para que nadie desfallezca, para que nadie se detenga». Un abrazo.
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Pepcastelló [2004-07-10 03:16:44]   
A Antonio Marín

Justo eso, ahí está la clave, amigo Antonio: en el manejo de la mente intelectiva y afectiva. De eso trata también Jaime Richart en su escrito de ayer “Se necesitan idealistas” http://www.esfazil.com/kaos/noticia.php?id_noticia=4172. Se necesita, sin duda en mi opinión, gente que crea y que transmita esa Fe a su entorno, y eso, como tú bien dices, no es una cuestión de discursos, sino de testimonio, de praxis de vida. Por eso él escribe «Lo importante en la vida, además de los actos, son las ideas...» «...cuando se escriben ideas o sobre ideas, antes hemos tenido que pensar en diferentes direcciones. Y esto es un ejercicio importante nada desdeñable». De modo que a mi ver la cosa está en: hechos, sí; discursos, no; vida interior, que es si no me equivoco lo que se necesita para poder hacer lo que nuestro amigo Richart propone, por supuesto. Espero que lo podamos ir viendo. Un fuerte abrazo.
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Pepcastelló [2004-07-10 03:45:44]   
A Jaime Richart

Amigo Richart, es mucho lo que pide Vd en su escrito de ayer. Si no entendí mal, aboga por un sano ejercicio de pensamiento sin el cual no es posible exponer ideas. Ahí está la clave de la autoeducación y de ese pararse necesario para tomar conciencia. El mes pasado le propuse a mi peluquera que anotase a diario brevemente alguno de sus pensamientos o sentimientos. Hoy la he vuelto a ver, pero no me he atrevido a preguntarle si lo hizo. Hemos hablado de otras cosas, y en un determinado momento, ha dejado de cortar y se ha quedado mirándome fijamente y en silencio a través del espejo un largo rato. Luego, ha sonreído y ha seguido cortando, y la conversación ha fluido relajada. Al salir, camino de casa iba yo pensando: cuantas charlas de peluquería hacen falta..., cuantas miradas a través del espejo..., cuantos kaosenlared..., cuantos escritos y comentarios sobre el pensar..., cuanto trabajo hay por hacer y cuan poca gente para hacerlo... Pero no importa, porque estamos aquí para eso. Y víctimas o no de la “educación en sumisión”, sabemos bien qué queremos. La edad, la época... Es evidente que algo hace que estemos aquí de madrugada en plena charla. Un muy cordial abrazo.
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[2004-07-10 09:01:35]   

Querido amigo y compañero Pep:

Cierto. Se trata de una cuestión de vivir dentro de la propia piel... Y eso es duro y complejo, pues resulta mucho mejor "jugar" a ciertas cosas en determinados momentos, evitando la asunción real de compromisos para el cambio personal... pero es algo que los que tenemos ya una edad y algo de vida dentro sabemos bien, por eso no nos preocupa excesivamente ciertos rechazos o ciertos desencuentros. Estamos ya curtidos en batallas diversas y dispares. Sabemos bien que los errores y las alegrías, las tristezas y las imposturas (tanto propias como ajenas) nos ayudan a crecer y a vivir... Pues en realidad de lo que realmente se trata siempre es de vivir con cierta elegancia, con cierta coherencia, lejos de las burdas y groseras imposiciones...

Por eso se reciben bien reflexiones abiertas y valientes como las tuyas y las de Jaime, pues nacen de la propia experiencia y no son meros ejercicios ocasionales y oportunistas. Vuestras palabras son vida real, no fuegos de artificio en una calurosa tarde de verano...

Un saludo y un abrazo fraternal desde aquí...
Antonio Marín Segovia

Nota:
Tienes razón en la cuestión de la sumisión. Hay muchas formas de servidumbre y esclavitud... Sí. Hay muchas. La peor de todas es aquella sumisión propia y autoimpuesta, dirigida hacia los iluminados, esos elegidos que rechazan de pleno a ciertas personas por el simple hecho de tener una inmensa capacidad para plantear las cuestiones esenciales en los momentos precisos... En cierto debate planteado en una página muy famosa (Indymedia Barcelona) nadie, absolutamente nadie ha comentado nada en torno al papel de Internet como anestésico y tranquilizador de las mentes supuestamente progresistas. Ni un comentario en relación a las cuestiones planteadas sobre cómo debe plantearse la comunicación alternativa y en qué formas, estilos y ténicas deben canalizarse las propuestas contra-informativas para alcanzar efectividad y resonancia social amplia...

Ni un comentario concreto sobre el tema de la comunicación/información alternativa, y eso que algunos hemos insistido y formulado propuestas concretas a través de diversos artículos y propuestas de Jaime Richart...

Realmente no interesa debatir qué podemos y qué debemos hacer para comunicarnos y extender actitudes reflexivas al resto de la sociedad. Esa es la conclusión única que he podido obtener después de soportar una serie de improperios y descalificaciones contra personas en un supuesto espacio que se dice alternativo y donde nadie da la cara... Eso sí, se utilizan las palabras ajenas de forma oculta y perversa, para el ataque y las reprimendas contra los que sí damos la cara y decimos ser quienes somos, empleando un estilo grosero y obsceno, similar al que emplean los autoritarios de siempre... Así nos va y así la gente de a pie sale corriendo cada vez que los "alternativos de salón" dictan sus excelsos y enrevesados discursos, inundados de lugares comunes y frases robadas a los situacionistas y revolucionarios de antaño...

¿Qué se puede esperar de ciertas páginas, cuando todos los debates giran en torno al Ego y al Poder de un endogámico y cerrado círculo de divinos elegidos?

¿Qué se puede esperar de ciertos espacios (controlados desde Estados Unidos) donde nunca hay debates serios y sistemáticos sobre el papel de las personas y los colectivos en los procesos de cambio personal y cambio ante la forma de presentar, ver y entender la información-comunicación-entretenimiento... ?

¿Qué se puede esperar de un medio (Indymedia) que descalifica brutalmente a personas que han colocado una noticia sobre el Partido Comunista de Estados Unidos, así como ciertas propuestas que pretenden debatir y crear un clima de reflexión sobre la comunicación alternativa en los tiempos presentes?

Me temo, querido Pep y Jaime, que en los tiempos actuales no interesa mucho pensar y aceptar ciertos debates cruciales. Y las propuestas planteadas por Pep en el presente y paradigmático artículo "Es en la rebelión donde el alma se revela -  Un pueblo sin conciencia, con el alma dormida, es un pueblo vencido y sometido",  me temo que únicamente pueden entenderlas aquellos que pasan de verse prisioneros en el ego, prisioneros de ciertas sectas y capillas divinas... pues la Inquisición no es un invento exclusivo de Torquemada... No. En la supuesta izquierda alternativa hay muchos Torquemadas que pretenden sesgar y eliminar los debates realmente urgentes y necesarios.

De todos modos es bueno saber que al menos las personas que sí nos conocen y tienen interés en ser Personas, se plantean de forma serena, con sus propios ritmos, ciertas cuestiones... El relato del peluquero demuestra lo importante de seguir siendo fieles a nuestro ideario personal, independientemente de los rechazos y/o aceptaciones que se cosechen en la gran farsa que es la red... No hay nada como ver, observar el crecimiento personal de nuestros vecinos, compañeros, amigos... Es todo un placer y una experiencia interesante. Saber que uno puede seguir aprendiendo y disfrutando a pesar de cumplir años... Y que todos estamos en disposición de aprender y de crecer es una satisfacción interminable y plenamente gozosa. Con tu reflexión última algunos podemos seguir de pie, a pesar de ciertos sinsabores...

AMS
 
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Manel [2004-07-10 12:40:50]   
Pep, lo de hablar con tu peluquera, creo que es lo que se debe hacer. Mira en el Instituto que he trabajado este año sabes con quien he hablado más de cosas interesantes ( humanas o laborales), con los conserjes, las señoras de la limpieza (ese es el trabajo de mi compañera), con el profesor de filosofía y con el de religión, con esto esta dicho todo.

Tenemos que estar con la gente común, como decía Thompson o los historiadores marxistas, que llaman culturalista, sabes por qué? pues porque es lo que somos todos/as nosotros/as aunque algunos pretendan pensar que son el ombligo del mundo.

No sabes lo que lamento no disponer del tiempo necesario para participar en estos debates que son la sal de kaosenlared, pero como sabéis igual que en los institutos o en la vida real las señoras de la limpieza o los que llevamos este invento, no se nos ve, pero gracias a ellas y un poco a nostros/as todo sigue funcionando.

Un fuerte abrazo para nuestros jóvenes de los años 40-50!! 
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domingo, 4 de julio de 2004

El sabio y el niño

Una historia real para pesimistas al borde de la derrota. 


Conocí hace algún tiempo una pareja con tres chiquillos de siete, cinco y tres años, maestra ella y psicólogo él, que se marcharon al Perú, a Ciudad Trujillo, a colaborar en un centro para niños de la calle. Para afrontar los gastos del viaje y de la asistencia de sus hijos a una escuela privada próxima al centro donde ellos colaboraban y vivían contaron con la ayuda de diversos amigos y de alguna organización. Coraje no les faltaba.

Al año, se tomaron unas vacaciones y vinieron a ver a los abuelos, a visitar a los amigos y agradecer de forma presencial su colaboración a quienes les habían ayudado, y dieron una charla a la cual yo asistí. Después de exponer sucintamente el panorama político social y económico que encontraron en aquellos pagos, y cuando ya todo el auditorio estaba con el corazón en un puño y pensando que tal vez no valía la pena tanto esfuerzo para el futuro que se vislumbraba, nos contaron un cuento infantil que quienes allí les acogieron les habían contado. 


«Había una vez un sabio que solía pasear por una larga playa a la caída de la tarde. Un día divisó allá a lo lejos un niño que se agachaba repetidamente, cogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Fue el sabio hacia donde se hallaba el niño para ver qué era aquello que con tanto afán lanzaba al agua y, al acercarse, vio que eran estrellas de mar que las olas habían arrojado fuera del agua.

—Qué haces —preguntó el sabio.
—Devuelvo al mar estas estrellitas que las olas han lanzado a la arena.
—Pero esta playa es inmensa y el oleaje es muy fuerte. Por cada estrella de mar que tú echas al agua las olas sacan decenas ¿Crees que merece la pena tu esfuerzo?
—No se... Pregunte Vd a las que he devuelto al agua.»
 


Perú está hoy relativamente lejos, y de momento aquí no nos debatimos entre el hambre, la enfermedad y la miseria. La pobreza material, con ser muy grave no es irreversible. La pobreza de espíritu lo es mucho más, y a nuestro alrededor, abunda. Para afrontarla hace falta entereza, voluntad y humanidad, es decir, verdadera riqueza, que aquí escasea. Pero para quienes piensen que nada se puede hacer, ahí queda esa pequeña historia.

Un abrazo.

 
kaosenlared.net    04.07.2004
http://old.kaosenlared.net/noticia/el-sabio-y-el-nino
 
Publicado en la revista ALANDAR, 20.10.04

sábado, 26 de junio de 2004

Educar, una cuestión de Fe

Breve manifiesto personal surgido de las entrañas


A medida que caen los años uno va viendo que poco le cabe esperar dentro de lo que le pueda quedar de vida. De modo que a partir de esa toma de conciencia, quien lleva el peso de la no desesperación, quien de verdad sostiene el ánimo contra viento y marea es la Fe, no la Esperanza como en principio cabría esperar en atención a su nombre. La Esperanza, por muy virtud teologal que sea, no es la principal valedora para mantenernos firme el ánimo; no nos sirve para vivir. Les servirá, tal vez, dentro de muchos años a quienes nos sucedan, ya que como apunta Jaime Richart «lo que ayer fueron utopías hoy son realidades» (http://www.esfazil.com/kaos/noticia.php?id_noticia=3619), pero no a nosotros, vivos Sísifos del presente empeñados en mantener en lo alto esa gran masa de valores que se precipita pendiente abajo. Y tal vez les sirva también a quienes crean en otra vida pero, en llegando a este punto, allá cada cual con sus creencias; yo hablo por las mías.

Porque, sin ánimo de ser pesimista sino simplemente observador, ¿quien puede esperar que nada cambie para bien durante el período de historia que presumiblemente le pueda quedar de vida? Me parece evidente que nadie. Y ¿más tarde, cuando uno ya no esté aquí para verlo? En el mejor de los casos la respuesta no puede ser más que dudosa: «¿quien sabe...?», (acompañada de un encogerse de hombros). No, no es la Esperanza, ¡qué va! Si hasta el refrán lo dice: «quien espera, desespera». Quien de verdad nos mantiene vivos, firmes y en lucha, es la Fe.

Suele decirse que la Fe de alguien es el conjunto de cosas que esa persona cree, pero yo no lo veo así. Yo veo más la Fe como «el conjunto de cosas que no podemos dejar de creer». Algo tan metido en lo más profundo del alma que invade hasta la más insignificante célula del organismo. Algo que, queramos o no, nos hace obrar de un determinado modo e impulsa nuestra vida en una determinada dirección con la certeza de estar en el camino recto, por más que nos parezca un sinsentido y vaya en contra de toda razón.

Yo me atrevería a decir que la Fe así entendida se chupa y se bebe del seno materno, y pasa a formar parte de nuestra persona junto con la leche que nos nutrió. Y ya sea desde siempre o bien con el paso de los años, cada cual acaba siendo hijo de la madre que lo crió, más que de la que lo parió.

A quienes me quieran acusar de gratuito, de poco fundamento o de cualquier otra cosa; a quienes salten a la palestra blandiendo espadas al grito de «y el padre, ¿que...?», o enarbolando las banderas que enaltecen las posibilidades de la educación, les diré que no tengo más fundamento para lo que digo que mi propia opinión. De modo que me da igual con quien tenga que batirme, porque mi discurso brota al margen de cualquier racionalidad. Lo dicta mi Fe.

Pero con todo, a unos y a otros les diré en primer lugar que, desde mi punto de vista, la leche materna es el símbolo de la nutrición emocional, imprescindible para crecer como persona. Y también que en toda leche materna hay suficientes ingredientes de humanidad como para alimentar y hacer crecer a quien sea, incluso a los más raquíticos. Que amamantar, nutrir, es un acto de amor, porque no se amamanta ni se nutre a quien no se ama. Y que educar de verdad no es otra cosa sino un acto de nutrición emocional, un poner las condiciones necesarias para que pueda crecer la humanidad del educando, y no tan sólo su nivel de esos conocimientos que se ha venido en llamar útiles aun sin especificar qué clase de utilidad es la suya. Que esa nutrición emocional a la que me refiero la puede dar toda persona, del sexo que sea, a condición de que ame la bondad, el amor, el respeto, la reflexión, la verdad, la justicia... Es decir, a condición de que respete la dignidad humana de su educando y crea en ella.  En fin que, a mi ver, educar equivale a humanizar, a poner las condiciones necesarias para que crezca la humanidad del educando y, en la medida que ese individuo es parte integrante de la Humanidad, con su crecimiento humano crezca un ápice el de la Humanidad entera. Y eso, así, tal como suena, también me lo dicta mi Fe.

Pero aun hay más. Creo firmemente que todo ser humano, todo sin exclusión, puede crecer en humanidad, puede ser redimido de la bestialidad si recibe la debida nutrición emocional. Pero nunca olvidando su alma, su condición humana, ni sumergiéndole en la más absoluta y descarnada materialidad, como piensan quienes defienden la competitividad, el éxito, el individualismo y el bienestar material a ultranza que, por desgracia, son la mayoría de quienes dicen que pretenden educar. Humano no es quien compite, quien triunfa, quien avasalla, quien impone su voluntad a expensas de lo que sea..., sino quien colabora, quien ayuda, quien respeta, quien trata al prójimo como a ser humano que es. Y para eso, para poder obrar de ese modo con quienes tengamos a nuestro alrededor, sin desfallecer, a pesar de todos los pesares y con la convicción de estar haciendo algo útil aun a sabiendas de no llegar a ver los resultados, lo único que hace falta es creer. Creer en la Humanidad que late en el pecho de nuestros educandos. Creer en esa Humanidad de la que por el simple hecho de haber nacido todos y todas somos parte. Creer, así, sin más.

Lo dicho: una cuestión de Fe.