domingo, 22 de marzo de 2015

Los herejes de hoy día

En tiempos ya pasados hereje era quien osaba negar o contradecir alguno de los dogmas de la Santa Madre Iglesia. Hoy día hereje es quien cuestiona una “idea potente”, o sea, quien no cree lo que cree todo el mundo. ¿Y qué es lo que cree todo el mundo? Pues lo que el poder implanta en todos los cerebros a fuerza de repetirlo.


Disentir, manifestarse en contra de lo que cree todo el mundo comporta un riesgo digno de ser considerado. Ya Platón explicaba hace 25 siglos en “La Caverna” lo que le ocurre a quien pretende abrir los ojos de quienes se sienten cómodos en la oscuridad. La Biblia también nos cuenta lo que les sucedía a los profetas por denunciar las injusticias de los gobernantes o las aberraciones que cometía el pueblo. Y sin ir tan lejos en el tiempo, podemos ver qué les ocurre a los activistas que no están de acuerdo con las disposiciones de los gobernantes y salen a la calle a manifestarse.

Cuestionar una “idea potente” tiene sus consecuencias. La gente quiere vivir tranquila, sin nada que haga tambalear sus convicciones personales. Y tanto da que estas sean verdaderas como que sean falsas, porque son convicciones aceptadas libremente por cada cual, bien porque sea una idea placentera o bien porque creer lo que cree todo el mundo da seguridad. Una buena exposición de cómo se forma y funciona una idea potente la podemos hallar en el escrito de F. Javier Romeu Soriano titulado "Carpaccio de cerebro", al cual se puede acceder mediante el enlace que al pie ofrecemos.  

Hablar de herejes y herejías hoy día, cuando la sociedad occidental no se mueve preferentemente por ideas religiosas puede parecer fuera de lugar. Pero no lo es, porque la FE no ha desaparecido del ámbito de nuestra vida personal sino que es la esencia de nuestras convicciones más profundas. La única cosa que ha cambiado es el objeto de la FE, las creencias en sí. Hoy todo el mundo cree, sin cuestionarlo en absoluto, en la bondad de la propiedad privada. Incluso en las capas de población más desposeídas encontramos hondamente arraigada tal convicción, la cual es, sin duda alguna, el fundamento principal de la desposesión que padecen. Tanto es así que casi nadie duda en tildar de inadaptado social al individuo que contraviene tan sagrado principio.

Desde tiempos inmemoriales los gobernantes se valen de las ideas potentes para manipular la conducta de la gente. Pero a partir de lo que en términos de historia conocemos como la Edad Contemporánea, a medida que la democracia se ha ido instalando como forma de gobierno en los países de lo que venimos en llamar “mundo occidental”, las ideas potentes han ido ganando en importancia como herramienta de manipulación. Veamos si no si alguien se atreve a decir en voz alta que el comunismo es mejor que el capitalismo. Difícilmente hallará consenso quien haga tal afirmación. Y no obstante la codicia y el afán de posesión propios del capitalismo son la causa de una infinidad de desgracias en todo el mundo, hasta el punto de poner en peligro el futuro de la humanidad entera.

Los dogmas sagrados de la FE compartida por nuestra civilización occidental los dicta el capitalismo a través de sus medios de difusión. Los predicadores religiosos de antaño han sido substituidos hoy día por los periodistas. La manipulación del lenguaje, ya sea escondiendo información a bien dándola de forma que pueda ser interpretada de forma equívoca… El uso de imágenes descontextualizadas… La repetición incansable de opiniones interesadas… La incitación a seguir determinados comportamientos… Todo eso y mucho más son recursos que los periodista y los gobernantes usan con profusión a fin de conducir al pueblo hacia donde a ellos les conviene. 

El único cuidado que han de tener los políticos es el de saber cuál es la “idea potente” del momento, es decir: qué es lo que quiere oír el pueblo. Cuanta más gente comparta esa idea, ese pensamiento o ese sentimiento, más posibilidades tiene el político de triunfar. Y tanto da si el piensa o siente lo mismo; basta con que la gente lo crea. Esa es la razón por la cual los políticos mienten. Y es por eso también por lo que mienten los periódicos y los principales informativos controlados por los poderes dominantes. Se trata de hacer creer al pueblo lo que el pueblo quiere creer, que no es sino que los lidera alguien que comparte su pensar y su sentir.

¡Ay de quien se atreva a decir en voz alta algo contrario a lo que quiere escuchar todo el mundo! No lo tildarán de hereje porque tal palabra no está ya de moda. No lo quemarán vivo en una hoguera porque eso no se hace ya hoy día, pese a que los ejércitos de los poderosos del mundo no paran de quemar y descuartizar gentes mediante sus bombas y explosivos. No lo torturarán porque eso es algo mal visto por la gente, pese a que las organizaciones represivas lo hacen siempre que les conviene. Pero casi seguro que recibirá la desaprobación de su entorno. Y da igual que tenga razón o no. Tanto da que la observación de lo anunciado esté al alcance de quien sea que quiera verlo. Tanto da, porque “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.

La FE es el conjunto de creencias compartidas cuyo fin es controlar la conducta del pueblo. Quien ose cuestionar esa FE será declarado reo de herejía. /PC 

* F. Javier Romeu Soriano
"Carpaccio de cerebro"