jueves, 14 de febrero de 2013

14 de febrero


San Valentín, patrón de los enamorados, no me motiva hoy. ¿Será que no estoy enamorado? Quizá. ¿Será que ya no soy joven? Sin  duda. ¿Será que ya no amo? ¡Ah, no! ¡Eso, de ningún modo!

El enamoramiento caduca; el amor no. El amor crece o fenece, pero no caduca, no llega nunca a ser desechable, inservible, inútil… El amor mantiene su valer y su hacer a lo largo del tiempo en el alma que amó y en la que fue amada. Es parte por siempre más de su ser y de su existir.

El amor deja huellas indelebles en los corazones amantes. No hay marea que borre sus pasos en las arenas del alma. No hay viento que derribe lo que el amor bastió.

Podrá extinguirse el fuego de la pasión. Podrá anegarse el corazón en llantos de dolor… Pero el paso del amor estará ahí, quizá en silencio, quizá invisible, pero presente por siempre más hasta el fin de los tiempos. Y no tan solo el 14 de febrero sino todos los días presentes y venideros.