El tiempo se detuvo en España en julio de 1936 cuando la
minoría conservadora optó por un golpe militar para hacerse de nuevo con el
gobierno tras haberlo perdido en las urnas.
Ocho décadas después de aquel lamentable giro de la
historia, los poderes del Estado siguen en manos de los golpistas y buena parte
de la población española permanece con la mente lavada por el nacionalismo y la
religiosidad que la dictadura y la clerecía católica sembraron a placer.
Se detuvo entonces el tiempo y no se ha vuelto a poner en
marcha nunca más. Cuatro décadas de aparente retorno a la democracia no son más
que pura ficción. Hoy en España se encarcela con base en leyes obsoletas y aun
con pruebas falsas a quienes osan desafiar, siquiera sea ideológicamente, al
poder.
Viene a recodarnos una vez más la realidad expuesta en
los párrafos precedentes la detención y enjuiciamiento del actor de cine y
teatro Willi Toledo por sus declaraciones tras el enjuiciamiento de las organizadoras
de la Cofradía del Coño Insumiso.
El 8 de marzo de 2013, con motivo de celebrarse el Día de
la Mujer, un grupo de mujeres que se autodenominó Hermandad del Coño Insumiso
desfiló por las calles de Málaga portando en andas, a modo de procesión, una
escultura de plástico de cerca de dos metros de altura que representa una vulva.
Con ella se plantaron frente a la catedral donde leyeron un manifiesto que
reivindica los derechos de toda mujer frente a las agresiones machistas del
gobierno español y la ideología patriarcal que promueve la Iglesia Católica
Romana.
Tras la referida comparecencia inicial, la cofradía ha
llevado a cabo diversas manifestaciones de igual carácter y similar forma. Por
ellas, la Asociación de Abogados Cristianos llevó la protesta a los tribunales amparándose
en el artículo 525 del Código Penal, que impone castigos a quienes “para
ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan
públicamente escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen,
también públicamente, a quienes los profesan o practican”. **
No hace falta ser un lince para darse cuenta de la
torpeza de ese artículo. Lejos de ser una defensa de la libertad de pensamiento
es una protección del pensamiento religioso contra el pensamiento laico. Porque
al pensamiento religioso se le permite
manifestarse públicamente mediante procesiones y actos similares, en tanto que
no se permite manifestaciones contrarias a las creencias religiosas.
La aconfesionalidad del estado español que la
constitución vigente desde 1978 explicita no pasa de ser pura retórica. La toma
de posesión de los presidentes del gobierno y ministros se siguió haciendo
sobre la Biblia y ante un crucifijo desde entonces hasta el 2 de junio del
corriente año, en que el actual presidente juró sobre la Constitución.
La presencia de miembros del Opus Dei en puestos clave de
la judicatura da sentencias semejantes a las que se daban en los años de la
dictadura. Se enjuicia y condena a raperos, cantantes y titiriteros por supuestas
ofensas a la corona, incitación al odio o al terrorismo al igual que en
aquellos nefastos años. Se acusa de subversión con violencia a quienes
organizan manifestaciones pacíficas y se les tiene en prisión preventiva. ¿Qué
más hace falta para protestar por el proceder de la justicia española?
Las “procesiones” de la Hermandad del Coño Insumiso forman
parte de los muchos actos de protesta encabezados por mujeres en denuncia de la
opresión patriarcal que la Iglesia y el Estado vienen generando en la sociedad
española desde siglos. La insumisión, la lucha por la libertad, por la igualdad
de derechos, por el respeto mutuo tiene diversos frentes y cada victoria en
cada uno de ellos es un acercamiento a la victoria total.
Las buenas gentes católicas, conservadoras por convicción
y tal vez incluso por naturaleza, no acogen bien estos ataques a la Santa Madre
Iglesia. Tampoco a las no tan católicas pero sí bien educadas les agrada esa
forma de lucha popular, descarada, cargada de expresiones “groseras”. Las buenas
maneras son un referente de distinción, de clase social, a la vez que una
herramienta en pro del inmovilismo.
Lo popular es una amenaza para los privilegios de clase. Siempre
fue así, porque siempre los modales exquisitos estuvieron reservados a las
clases acomodadas en este mundo plagado de desigualdades. Razón de más para derribar
prejuicios.
Vivimos tiempos difíciles. El neoliberalismo embiste con
fuerza en el mundo entero. El fascismo renace en Europa. No hay otra
alternativa que luchar o sucumbir. ¡Bendita sea, pues, la Cofradía del Coño
Insumiso! /PC