viernes, 16 de abril de 2021

La España de la desmemoria

 

Primavera en el hemisferio boreal y, por ende, en España. Primavera climática, pero no política ni social. En los ámbitos social y político estamos viviendo el otoño más triste de cuantos recuerda quien esto escribe. 

Otoño, que no invierno, porque si bien el invierno es frío, duro hielo, congelación y muerte, durante él crece el día y a cada instante se acerca la primavera, que es el manifiesto mayor de la esperanza. 

Preludio de muerte es el otoño que empieza con la desmemoria, con la renuncia a recordar que en diversos momentos de la historia luchamos por nuestros derechos de seres humanos. Con el olvido de que somos seres dignos, no animales de carga, ni rebaño para nutrir a las bestias que el destino, el azar o la fuerza bruta nos ha colocado socialmente encima. 

En esta España desde la cual escribimos, la esperanza murió ocho décadas después de aquel 1 de abril de 1939 en que el fascismo se proclamó vencedor en su lucha contra quienes defendían la dignidad humana de una población secularmente sometida. 

Porque incluso durante el duro y largo invierno de la dictadura que siguió a aquella triste fecha, hubo esperanza. La hubo en gran parte de quienes sobrevivieron a aquel terrible genocidio y confiaban en reemprender la lucha en algún momento. La hubo en quienes años más tarde nos incorporamos a esa esperanza del mejor modo que pudimos. 

Pero empezó a agonizar la esperanza a partir de la instauración de la democracia en 1978. Todo el franquismo se volvió demócrata de la noche a la mañana. Quienes el 1 de abril de 1939 proclamaban el triunfo del fascismo y la brutalidad en España lograban, a partir de entonces, borrar el pasado y seguir gozando de todas las ventajas que les aseguró aquel triunfo. 

Ya el pasado no fue. España era pura democracia. Nunca hubo en ella opresión. Nunca fue una plutocracia. Las revueltas obreras del pasado carecían de fundamento. Aquella República que se proclamó el 14 de abril de 1931 era una concesión al más absoluto libertinaje. Por eso tuvieron que erradicarla. Por eso habían tenido que alzarse en armas contra ella. Por eso hizo falta devolver el orden a aquel pueblo insurrecto influenciado por el comunismo ateo. 

Ese fue el discurso de los nuevos demócratas y ese sigue siendo. No hay que recordar lo que no existió. Ni las luchas obreras. Ni sus pequeños triunfos, como fue el de la instauración de aquella república en 1931. 

Tampoco hay que recordar las represiones de la oligarquía. Ni la maldad de quienes las llevaron a cabo. No. España es hoy un ejemplo de democracia. En ella reina la paz. Nadie aspira a nada que no sea lo que de buen grado da el orden establecido. O sea: ALGO DE PAN Y MUCHO CIRCO. 

Mucho circo para atontar, para estupidizar, para adormecer las conciencias, para que el pueblo no sea pueblo y sea un manso rebaño. Y así quienes impunemente decretan hambre i miseria en el mundo entero y las imponen mediante leyes y guerras cuando les conviene, no tendrán oposición alguna. Y un mundo de esclavos felices los reverenciará. 

Olvidar las fechas. Olvidar los hechos. Olvidar las causas. Olvidar. Vivir sin memoria para no sufrir, para ser insensibles, para ser parte de un gran rebaño sumiso al poder. Ese es el gran proyecto de la plutocracia en esta Civilización Occidental Cristiana, según la denominó León Ferrari. Y da la impresión de que lo está logrando.

Por suerte, no todos los seres humanos están hechos de la misma pasta. Ahí está la revuelta de las mujeres, que acá en España pudieron ejercer su derecho al voto el 19 de noviembre de 1933, bajo el gobierno de aquella república que hoy yace en el olvido. Otras son hoy sus reivindicaciones, pero no su espíritu, pues no cesan de luchar por todos sus derechos.

Las fechas pueden caer en el olvido. Los medios de desinformación pueden llevar su labor hasta cotas impensables de perfección y eficacia, pero si hay algo que difícilmente se puede exterminar es el sentido de lo justo inherente al alma humana.

No serán las ya viejas reivindicaciones sino otras nuevas. Las que vayan surgiendo a medida que el poder imponga nuevas limitaciones. No sabemos lo que será. Quizá lo que menos imaginamos. Pero mientras haya un solo ser humano en el planeta Tierra, habrá quien luche por un mundo más justo y más humano./PC

Publicado en ECUPRES: https://ecupres.wordpress.com/2021/04/14/la-espana-de-la-desmemoria/ 

 


jueves, 1 de abril de 2021

1 de abril Día de la Triste Memoria


Triste, porque no hay memoria más triste que la vencida por el olvido. Y lo que se ha olvidado en la España de hoy, entre otras muchas cosas, es que el día 1 de abril del año 1939, Francisco Franco, jefe supremo de las fuerzas fascistas que se rebelaron contra el legítimo gobierno de la República Española, proclamaba: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”.

Franco proclamaba el triunfo de las tropas fascistas sobre el ejército republicano y, a un tiempo, el comienzo de una sangrienta dictadura cuya sombra alcanza nuestros días.

Más de diez años de limpieza ideológica siguieron a aquella victoria fascista. Cualquier indicio de rojez era motivo de investigación y castigo. La muerte, el exilio y la cárcel dejaron en la orfandad a quienes aspiraban a construir una sociedad más justa. Una vez más la plutocracia había vencido.

La esclavitud, más o menos disimulada, seguía oprimiendo al pueblo español. Prohibidos los sindicatos salvo el Sindicato Vertical establecido por el régimen que regulaba las relaciones laborales establecidas por el gobierno. Prohibidas las huelgas, las reuniones, las manifestaciones de disconformidad. Controlados todos los medios de información, que así siguen.

La Iglesia Católica Romana bendijo aquel alzamiento militar y la dictadura que le siguió. Nunca aquella Iglesia ha pedido perdón por haber bendecido aquella guerra y aquellos crímenes que se hicieron, decían, para salvar a España del comunismo ateo. Y así, tras aquellos salvadores asesinos vino la clerecía salvadora de almas. “Hay que meterlas en el cielo aunque sea a puntapiés”, decía un cura conocido de quien esto escribe.

La violencia cambiaba de forma pero seguía. El único matrimonio válido era el católico. El concubinato era delito. Los únicos nombres válidos para la inscripción en el Registro Civil de los seres que venían al mundo eran los castellanos y católicos. La doctrina católica se enseñaba obligatoriamente en todas las escuelas. Los curas predicaban hasta por la radio en tiempo de Cuaresma. El silencio era obligado en Semana Santa y ni hablar en voz alta se podía, pues cualquiera que pasara por la calle podía ser un policía vestido de paisano.

Luego llegaron los ministros del Opus Dei y dieron comienzo los “Planes de desarrollo”. Se trataba de que la gente estuviese contenta y trabajase con alegría. Y así, llegó el consumismo para ya nunca más desaparecer. La gente trabajaba 12 y hasta 14 horas diarias para poder comprar el frigorífico, la lavadora y el televisor. Y para la clase privilegiada, es decir quienes explotaban a quienes estaban socialmente más abajo, estaba el coche, que se establecía como signo inequívoco de superación social.

Aquel gran disparate de miseria humana no podía durar siempre. Llegó un tiempo em el que las dictaduras no estaban bien vistas en la Europa que contribuyó por activa y por pasiva a instaurar la que en España regía. Y aprovechando que el dictador murió, quienes manejaban la política en aquel momento buscaron el modo de transformar la dictadura en una democracia, pero sin que nada cambiase. Nuevas leyes, nuevas formas, pero los poderes fácticos en las misma manos.

Sobre la base de la limpieza ideológica se estableció un nuevo pensamiento hegemónico. ¿Para qué pensar en reivindicaciones sociales si podemos ser felices distrayéndonos en la medida de lo posible con todo lo que la sociedad de consumo nos ofrece? Ahí está el quid de la cuestión. ¿Qué poner en primer lugar, el mero goce o la dignidad humana?

Y así hemos llegado a otro olvido: el de la DIGNIDAD HUMANA. ¿Qué es la dignidad humana? En un mundo dominado y gobernado en gran parte por sinvergüenzas que no dudan en sacrificar a pueblos enteros en provecho propio, ¿vale la pena pensar en la dignidad humana? ¿No es mejor sobrevivir lo mejor que se pueda sin complicarse la vida por nada ni para nada?

Cada cual tiene su respuesta, pero ya vemos lo que está ocurriendo con ese olvido. Una forma de vida insolidaria que prioriza los negocios a la salud. Multitudes que, desoyendo las recomendaciones médicas, eligen divertirse aunque eso cueste la vida a miles de personas, abandonadas muchas de ellas en residencias geriátricas a las que apenas llega el recuerdo de quienes de ellas recibieron la vida. Destrucción de la naturaleza y aumento de la desigualdad entre los pueblos del planeta Tierra. Y podríamos seguir contando.

Día 1 de abril, Día de la Triste Memoria en España. Pero solo un día más de la victoria de la indignidad sobre la dignidad humana en el mundo entero. /PC.

Publicado: https://kaosenlared.net/1o-de-abril-dia-de-la-triste-memoria/ KAOS EN LA RED