lunes, 13 de septiembre de 2004

Educar la Conciencia... o vivir sin ella

La vida es opción, y no vale «servir a dos señores» ni «encender una vela a Dios y otra al Diablo». Se vive con Conciencia o sin ella, y no hay más.


Que el ser humano es biológicamente teísta es algo que está fuera de toda duda. No se da en todo el mundo conocido en presente y pasado un sólo pueblo sin un universo mental de seres sobrehumanos, sin un entorno sagrado puerta de todo bien y todo mal, intocable so pena de desgracia personal y aun colectiva, que exige adoración y sumisión total y permanente. Magias y religiones han generado rituales y cultos a los dioses y entes que el colectivo en peso ha adorado. Rituales y cultos de obligado cumplimiento so pena de repudio, de exclusión social.

Y sigue siendo así. Ante el temor que genera la contingencia, el ser humano se protege con su imaginación creando dioses y poderes supremos para sí y su entorno que a cambio de obediencia fiel y adoración le guardan y protegen. Pensémoslo sino: ¿Quien no tiene en su vida un absoluto en quien confía ciegamente, a quien adora con devoción en cada instante, a quien entrega sus mayores esfuerzos, por quien lucha tenaz continuamente, a quien ofrece lo mejor de su vida, a quien ama con todo el corazón, por quien pelea siempre que conviene, a quien continuamente ofrece sacrificios, ante quien de rodillas se postra y se humilla sin límite incluso hasta más allá de lo que dignamente acepta su conciencia...? Pues ese es su Dios, su Protector, su Guía, el Supremo Valor que orienta y encauza sus acciones en cada uno y todos los momentos de su vida.

Y es que no hay duda. Es condición humana vivir postrado y adorar de rodillas, ya sea a un Dios Creador Fuente de Vida de Equidad de Justicia y de Misericordia, ya al Espíritu Maligno mediante la Ambición y la Codicia desmedidas de Éxito, Placer, Poder, Dinero, Seguridad, Confort...

Servir a la Verdad o a la Mentira, entronizar en nuestro corazón el Bien o el Mal es algo que define la persona que somos, la forma de vivir por la que optamos, el mundo que queremos y por el que apostamos, pues vivir es optar, y no valen de nada medias tintas ni andar con «una vela a Dios y otra al Diablo». Que se está con los pobres o con los ricos, pues que no hay nada más, ya que no es pobre quien sin tener dinero lo ambiciona. Que se pone en primer plano la Conciencia o se vive en el Fraude y el Engaño. Y no hay más.

Y no es un ente abstracto la Conciencia sino algo visceral. Un complejo sistema neuronal condicionado, con respuesta hormonal y mal de tripas cuando se falta a la Verdad o a la Justicia, o sana sensación de bienestar cuando con nuestro hacer servimos esos valores y los entronizamos. Un detector de dioses y de ídolos que hay que educar si se quiere que funcione. Que no baja del cielo ni se da gratis, como agua de lluvia, sino que hay que construirlo en la mente, en el intelecto y en el corazón conjuntamente desde temprana edad. Y que se tiene o no se tiene de por vida y se vive con ella o sin ella. Así de claro. No hay más.

Educar la conciencia no es cosa de dos días, ni de proclamas y panfletos ni de oír misa una vez o más a la semana. Educar la conciencia es la gran tarea de toda educación si no queremos que el mundo se nos ponga por montera. Instruir, hacer crecer la inteligencia y propiciar hábitos en pro de la salud y el bienestar de la persona y de la Humanidad entera, eso es la educación. Técnicos, ingenieros, profesores, mecánicos, abogados, curas, monjas, políticos o barrenderos..., no es la cuestión. En cualquier caso la cuestión, el fin supremo de toda educación es desvelar y ayudar a forjar conciencias, seres humanos libres y conscientes, responsables y constructores de la historia.

Y eso, por más que suene extraño, es posible. No gastaría yo mi tiempo en este tema si educar de ese modo fuese pura entelequia. Hay medios suficientes para hacerlo, basta sólo querer. Querer un mundo nuevo, justo y humano, al margen de intereses y prebendas, donde la fuerza del Espíritu camine por delante sin mentiras, ni engaños, ni felonías. Quererlo con el alma y luchar por ello, poniendo la Conciencia por delante. Apostar, y jugárselo todo a una carta, sin reservas ni engaños, que la vida es opción... Y no hay más.

kaosenlared.net   13.09.2004

http://old.kaosenlared.net/noticia/educar-conciencia-vivir-sin-ella

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