viernes, 4 de abril de 2014

El gobierno contra el pueblo

El capitalismo más salvaje nos ha declarado la guerra. Sus representantes de turno quieren un pueblo que acepte con sumisión la esclavitud más denigrante. ¿Tenemos que consentir semejante atropello? ¿Cual debe ser nuestra respuesta?


Las disposiciones del gobierno son puro robo. La legalidad contradice la legitimidad, y los delitos de gobernantes y banqueros dejan de serlo por disposición de jueces y legisladores. Los jueces rebeldes, los que anteponen la justicia a los intereses del poder, son apartados de sus funciones por el bloque en peso del poder judicial. El fraude toma carta de naturaleza en el quehacer cotidiano de quienes administran el Estado.

El pueblo bulle de indignación y sale a la calle a manifestar su enojo. La fuerza represora del poder estatal cae de una y mil maneras sobre quienes reclaman legal y pacíficamente. Silencio informativo para que la mayor parte de la población ignore las acampadas y marchas que exteriorizan la protesta. Desinformación y mentiras cuando la ocultación ya no es posible. Impedimentos para el desarrollo pacífico de las marchas. Provocación policial y represión injustificada en respuesta a falsas agresiones. Mentiras y violencia por parte del gobierno. Indignación creciente rabia en el pueblo.

Mal camino lleva la paz cuando a la palabra se le responde con violencia. Es difícil vaticinar acontecimientos, pero no parece previsible que el gobierno abandone su servidumbre a los poderes fácticos y deje de oprimir y humillar al pueblo. Por esta razón tampoco parece previsible ni es deseable que el pueblo vaya a quedarse impasible, de brazos cruzados, aguantando la injusticia a la cual es sometido. La incógnita está en cómo responder a tan salvaje agresión. Fuerza para enfrentar al poder del Estado no parece que la haya, pero estrategias habrá de haberlas porque de otro modo la esclavitud está servida. De ser seres libres y dignos pasaremos a padecer la más ignominiosa de las esclavitudes.

Han pasado muchos años ya desde aquel 1936 en que la gente de ideas era asesinada por quienes no tenían más razón que la violencia. El terror ha caducado ya y los fuertes enfrentamientos del pasado fin de semana dan a entender que no ha contagiado toda la sangre joven. Entre la masa embrutecida por el consumismo despunta el florecer de nuevas inquietudes y esperanzas. Luego si los gobiernos no cesan en su agresión al pueblo, la lucha está servida.

Varios son los frentes posibles y en principio todos deben ser bienvenidos. Pero como bien nos recuerda Julio Anguita [1], no se trata de librar batallas sino de ganar la guerra, por lo cual es conveniente valorar el nivel de eficacia y el costo de cada uno de los procedimientos empleados.

Por poner un ejemplo diremos que la huelga puede ser aconsejable en algunos casos pero no en todos, pues una huelga que perjudica más al pueblo que al poder opresor es sin duda un desacierto. Y algo parecido ocurre con el enfrentamiento físico contra la fuerza policial, que si bien puede servir para enardecer a quienes batallan también puede contribuir a crear un clima de miedo que lleve a la gente a no manifestarse, lo cual será un buen servicio al aparato represor del Estado.

Que el gobierno actual no tiene escrúpulos es de dominio público. No faltan voces que lo acusan de perseguir un acto de sangre para tener alguna excusa plausible para prohibir las manifestaciones del pueblo. Las torres gemelas del 11SNY en versión española. Ese sentido es el que muchas voces le dan a las incomprensibles irregularidades que se cometieron en el mando de la policía antidisturbios durante la brutal agresión que perpetraron al final de la manifestación del 22M.

Que no debemos amilanarnos sino seguir firmes en nuestra lucha está más que claro. Pero que debemos organizar estrategias que no sean lanzar piedras sobre el propio tejado es más que evidente.

Ahora más que nunca es el momento de unirse a organizaciones de base que luchen por salvar los derechos que los gobiernos nos roban. Es el momento de coordinar acciones de forma consensuada, de reunirse en plataformas ciudadanas para que desde posiciones incuestionablemente pacíficas y difícilmente falseables podamos dar la batalla al cinismo con que actúan quienes gobiernan. 

Seamos sensatos y actuemos sin temor pero con cabeza. Cada cual tiene un puesto en esta guerra que el capitalismo nos ha declarado. Defender nuestros derechos frente a quienes nos los están robando no es un derecho sino un deber. No vale decir “no va conmigo”, porque el futuro de nuestros seres más queridos depende de que nosotros nos movilicemos. /PC

[1]    https://www.youtube.com/watch?v=Rexs7D4KbOI

PUBLICADO EN:

http://lists.kaosenlared.net/component/k2/item/84725-el-gobierno-contra-el-pueblo.html

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