sábado, 19 de marzo de 2005

El poder del pensamiento

Nadie puede ser libre si no controla su propio pensamiento.


Que el pensamiento es un arma poderosísima lo demuestran los graves riesgos que siempre han acompañado a la acción de pensar: exclusión, persecución, cárcel, tortura y muerte horrible en muchísimas ocasiones. Parecería lógico pues que el común de los mortales le prestáramos mayor atención a ese ejercicio que tanto valoran quienes por mantenerse en el poder no cejan en impedirlo.

Desde tiempos remotos el más eficaz medio de control de la humana conducta, sea individual o colectiva, ha sido el control del pensamiento. Los cebos y barreras de orden emocional, como la seducción o el miedo, controlan y gobiernan la manada con máxima eficacia, y relegan las rejas y grilletes para los casos aislados de rebeldía personal, siempre mal vista entre las multitudes adocenadas y sumisas.

Colonizar el pensamiento ajeno ha sido y es una especialidad alambicada que rinde pingües beneficios a quienes la dominan y la usan para ganancia propia y con desprecio más o menos consciente del bien o mal ajenos.

Las religiones y las ideologías no son más que estructuras de pensamiento destinadas al control de la mente de las personas, los pueblos y el universo entero si posible les fuere, que ambición no les falta. Y la historia nos enseña hasta dónde pueden llegar los desvaríos del pensamiento humano cuando esas estructuras superan la personal capacidad de discernir que la natura otorga.

Con la caída en picado de las religiones y de las mal llamadas grandes utopías del siglo XX, se ha enseñoreado de este planeta Tierra hasta lo más recóndito esa ideología monstruosa del individualismo que es la ley del más fuerte. Si antes el pensamiento colectivo fue esclavizado por supersticiones, dogmas y teorías, ahora lo es por la simple inconsciencia, por la vacuidad, por un primitivismo y falta de madurez extremos, inconcebibles desde una óptica humana en una época en que el conocimiento científico tiene tanto alcance.

Dado el avance de las diversas ramas de la ciencia que nos permiten saber cada vez más y mejor de qué pie calzamos los humanos, no es de ningún modo razonable que el desconocimiento propio supere en tanto al de cuanto nos rodea, y tan sólo un intencionado control de la evolución del pensamiento individual y colectivo hecha por los poderes fácticos en beneficio propio puede explicarlo. Del mismo modo que antaño el pensamiento religioso se apoderó de la educación y de los diversos estratos de la enseñanza, hoy se ha apoderado de ellos el utilitarismo. Un utilitarismo irracionalmente sumiso al servicio de quien controla el suministro de cuanto sirve para satisfacer nuestra necesidades, verdaderas e impuestas.

En plena época del dominio tecnológico, la sabiduría ha sido desplazada del centro de la vida por la sensualidad y el hedonismo esclavizantes. Excluida también del ámbito de la educación, o si más no reducida a unos simples e hipotéticos ejes transversales en los programas educativos básicos, la formación de las nuevas generaciones se centra en los intereses del sistema, y ese servilismo contribuye a reprimir automáticamente cualquier forma de pensamiento que le pueda ser adversa.

Vivimos en un mundo acotado en el que todos los ámbitos tienen una demarcación y un costo y, por supuesto, dueños. Es preciso y urgente rescatar de ese domino al pensamiento propio y defender a partir de él la verdad en cualquier ámbito donde se la enmascare o falsee. Ello no bastará para cambiar el mundo, pero no podremos contribuir a ello sin ese previo cambio nuestro.

kaosenlared.net     [19.03.2005]
http://old.kaosenlared.net/noticia/el-poder-del-pensamiento


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