sábado, 3 de octubre de 2015

El independentismo catalán en la encrucijada


Quienes el pasado 27S votaron a ciegas en favor de la independencia tienen ahora ocasión de reflexionar acerca de lo que esconde la gran propuesta independentista de Artur Mas.


El notable ascenso de la izquierda independentista catalana representada por la CUP en las elecciones del pasado 27S (de tres a diez diputados) la pone por primera vez en el primer plano de la política catalana. Eso ocurre además porque la formación política ganadora, JxS, no cuenta con la mayoría necesaria para investir presidente a su candidato, Artur Mas, por lo cual necesita el soporte de alguna otra formación. Y por ser la CUP la única que lleva el independentismo en su programa y ser este la piedra angular de la campaña presidencial del candidato, es a ella a la que recurre. Pero que CUP y JxS tengan en común la consecución de una Catalunya independiente no significa que participen de un mismo ideario político y social. En tanto que JxS es una formación claramente de derechas, la CUP presenta un ideario político completamente revolucionario. 

Según la CUP, la independencia no consiste en un simple cambio de banderas. No consiste en cambiar al amo español por un amo catalán, máxime cuando ambos son vasallos del mismo amo que es ese lobby capitalista representado por la UE, el cual lo es a su vez del capitalismo mundial. La independencia consiste en que el pueblo catalán sea amo y señor de sí mismo, de establecer sus propias leyes y formas de gobierno, de decidir libremente con quién quiere ir de la mano por el mundo y con quién no. Y eso, se mire como se mire, es una posición revolucionaria, tanto desde una perspectiva social como política.

Conflicto, pues, en el ámbito independentista catalán. La negativa de la CUP de dar incondicional apoyo a la investidura de Mas es un fuerte contratiempo para las aspiraciones políticas de este. Por ese motivo era de esperar que los principales medios informativos catalanes controlados por el gobierno catalán emprendieran de inmediato una campaña de acoso y derribo contra quienes ejercen actualmente como portavoces de esa formación. Y así ha sido. La tertulia radiofónica que la emisora RAC1, de amplia audiencia en Catalunya, ha ofrecido este pasado día dos de octubre era una clara encerrona para la invitada Anna Gabriel, número dos de la CUP. Un entrevistador experto auxiliado por un cuadro de profesionales de similar nivel con idéntica ideología pro JxS han asediado durante cuarenta y nueve minutos a la cupense en lo que más que una tertulia ha sido un interrogatorio premeditado. Pero contrariamente a lo que cabe esperar de esas encerronas, Anna Gabriel ha respondido de modo incuestionable a todas y cada una de las preguntas que con más o menos evidente mala intención se le han hecho, dejando clara cuál es la posición de la formación política que representa y las razones de orden social que la amparan. De ese modo, la entrevista ha servido para difundir entre la audiencia los objetivos políticos de la CUP a través de los medios de información controlados por JxS, algo que quienes la organizaron no esperaban que ocurriese.

Ese combate radiofónico que referimos no tan solo muestra de forma clara la capacidad mental de quienes representan en el ámbito parlamentario a esa izquierda revolucionaria catalana independentista que es la CUP sino la razón de sus argumentos. Esa entrevista ha servido para hacer llegar al gran público el pensamiento que anima a esa fuerza política que pese a llevar actuando a nivel municipal desde 1986 es desconocida por la mayor parte de la población catalana votante por el vació que le han hecho siempre los medios informativos autonómicos catalanes controlados por la derecha. 

Cabe pensar que tras ese varapalo, los equipos responsables de dar la batalla mediática en favor de JxS y en concreto por la investidura presidencial de Artur Mas se replantearán la estrategia. Y quizá también el propio Mas tenga que quitarse la careta y pactar alianzas con alguna de las otras fuerzas políticas que actúan en Catalunya. Pero la pelota está en juego y pese a que es la derecha catalana quien maneja la llave de las luces que iluminan la cancha y el foco que sigue las jugadas, la incorporación activa de una buena parte de la población catalana no dejará de vocear cuanto haya de reprobable en el juego de ese equipo favorito que no repara en nada para alzarse con la victoria.

Pero que nadie tema que para señalar faltas haya que inventar nada, porque si no bastan las imputaciones de corrupción que recaen sobre CDC, el partido del candidato Artur Mas, ahí están sus políticas antisociales y el empobrecimiento de la población de Catalunya que conllevan. Y por si eso fuera poco, un claro indicativo de qué modelo político sigue nos lo da el amparo que busca su candidatura en las fuerzas más represoras del panorama político mundial, tales como son el Estado de Israel y los halcones republicanos de EEUU.

La independencia de Catalunya no puede ni debe estar al servicio de quienes generan muerte y miseria en el mundo mediante guerras de rapiña y leyes injustas. El pueblo catalán ha manifestado claramente en diversos momentos de la historia reciente su voluntad de ser modelo de justicia social en su entorno y por extensión en el mundo entero. Nunca la derecha catalana, ni la de parte alguna, ha estado por la justicia social, de modo que una independencia de Catalunya en sus manos no será independencia para el pueblo catalán sino esclavitud ineludible. De aquí que con plena convicción nos atrevamos a decir:  La independencia de Catalunya será revolucionaria, o no será. /PC

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