La cuestión es si queremos ser personas, seres humanos, o si nos basta ser simples animales inteligentes, depredadores ávidos, dependientes halcones amaestrados, perros de presa al servicio de quien los alimenta sea quien éste sea.
Lo dije anteriormente, que lo peor de las mentiras no es el engaño sino la confusión que siembran. Esta España “triunfante”, autovitoreada, supuestamente vencedora allí donde haga falta ya sea en el deporte o en cualquier charanga, radical hasta la médula mitad atea y mitad católica fanática, realmente vencida y humillada y muerta de hambre vendió en su día el alma al mundo del dinero y de calzar alpargata pasó al neumático sin transición alguna, en rápida carrera hacia el olvido de una dictadura que falleció de vieja. Esta España “avanzada”, que ha descubierto la internet antes que las bibliotecas y que reparte títulos universitarios a gentes que no piensan, ha alcanzado el móvil mucho antes que el diálogo.
Empecinados en antiguas reyertas, ateos y creyentes no reparan en que el mundo se hunde entre un materialismo necio e inhumano y un fanatismo religioso y perverso que aun da lugar a que algunos desalmados afirmen ser enviados de Dios para salvar el mundo, igual que en viejos tiempos, mientras impunes asesinan y roban y destruyen ante unos pueblos bobos, sin alma y sin conciencia que ignoran el fin que se avecina.
A eso nos llevaron viejas supersticiones religiosas y ambiciosos proyectos racionales, a un mundo sin conciencia que, o mira al cielo por no ver qué sucede acá en la tierra, o llena el vientre como los animales y olvidando su condición humana se refocila en placeres grotescos y malsanos.
Bienestar material y éxito personal, alta velocidad de las mentiras y de la inconsciencia colectiva, férrea deshumanización sobre terrenos móviles que se hunden y arrastran todo lo que sustentan en un mundo global donde unos trabajan como esclavos y otros mueren de SIDA y hambre por millares. Dantesco infierno donde todos ardemos como almas en pena, victimas y verdugos mezclados y revueltos sin distinción alguna, danzando al son que se le antoja a esa minoría que manda a quienes nos gobiernan.
Un mundo sin bondad, sin esa extraña flor que raramente se halla en estado silvestre pero que crece bien donde se la cultiva. (-Por cierto: ¿puede alguien decirme donde se encuentran esos campos floridos y quien de ellos se ocupa? ¿O es el azar quien hace la tarea?)
Sin bondad y sin conciencia, sólo pensando en el bien de uno mismo y los demás que se pudran que revienten y mueran, que al fin y al cabo todos un día moriremos... Ese es el mundo que nos da el capitalismo. Y ¿quien cultiva en este mundo la bondad?
Los obispos y curas, con sus viejas monsergas celestiales, han dado albergue en el mundo inhumano en que vivimos a la insaciable codicia de los ricos y de los desalmados y han propiciado el odio y el rencor de los más pobres y desafortunados. Y ahora quieren que los niños se aprendan de nuevo el catecismo...! ¿Y la bondad? ¿Donde está la bondad de los que piensan sólo en el poder? ¡Ah, claro! La bondad tiene que ser para los pobres, para que cuando mueran vayan al cielo, y entretanto sean animalillos dóciles aquí en la tierra. -¿Verdad, señor obispo? ¿O es simplemente que lo que a ustedes interesa es tener fanáticos sumisos con la mente cautiva para que les obedezcan ciegamente y les aseguren el poder y el sueldo?
Señores gobernantes, los que ahora están de turno, atiendan, por favor...! Que no le basta al pueblo con que haya leyes que en teoría han de ser para todos pero que favorecen a los más ricos siempre y casi nunca obligan más que a los pobres. Que no basta con tener técnicos y mano de obra al servicio de una ideología inhumana que todo lo destruye. Que queremos personas, un pueblo con justicia y con conciencia, con dignidad humana, no necios instruidos con la barriga llena. Que no es el catecismo lo que hace falta en la escuela sino conciencia. Que hay que pensar la educación, desde la guardería a la universidad, de otra manera. Que no vale delegar en los de siempre eso de la moral, que lo hicieron muy mal y aún no han aprendido ni enmendado. Que hace falta una ética con un mayor consenso que abarque a todo el mundo, blancos y negros y moros y cristianos y aun a los ateos y a los increyentes que son ahora los que más abundan, y a los católicos fanáticos... (ya costará con esos). Que estamos empezando una nueva era, señores gobernantes...! Sépanlo Vds, que ya no valen antiguas cantinelas... Que el mundo en que vivimos se nos va de las manos entre rezos y engaños y engreídos saberes... Que la vida es opción y que necios egoísmos insolidarios acabarán con todo en breve si no nos decidimos unos y otros a arrimar el hombro... Que el bien, o es común o no es bien para nadie, ni aun para el poderoso.
¿Dios o no Dios...? Esa no es la cuestión cuando de educar se trata. Dejemos en la iglesia, en la mezquita o en la sinagoga a los curas, imanes y rabinos, que las creencias son cuestión personal y muy privada pero la educación para la convivencia es cosa pública. Legislen y gobiernen quienes por decisión del pueblo deben hacerlo, y háganlo con equidad y con sentir humano, no en atención a intereses partidistas de injustas mayorías. Pero quienes formamos el pueblo gobernado tengamos muy presente cual es nuestro lugar y cuales los derechos y deberes que nos incumben, y asumámoslos con diligencia y recordando que nunca los gobiernos nos darán lo que nos corresponde si no lo reclamamos. La educación del pueblo desde la humanidad es el eje en torno al cual gira todo el futuro. Nadie tiene derecho a lavarse las manos.
kaosenlared.net 30.08.2004
http://old.kaosenlared.net/noticia/dios-no-dios-esa-no-cuestion
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