... no es el descrédito que proporcionan a quien miente, que allá cada cual con su reputación, sino que enmascaran la verdad y la invalidan mediante la perversión del lenguaje.
Con frecuencia aparecen en esta web escritos relacionados con la religión, ya sea a propósito del empeño y las maquinaciones de los obispos por metérnosla de nuevo en la escuela pública (más o menos al modo de los tiempos del nacional-catolicismo franquista), o de la escandalosa discriminación política del Papa en favor del PP en su visita a España, o de la no condena clara y pública de la política imperialista y criminalmente anticristiana de los EE.UU. de América, o de la financiación total o parcial de la iglesia española por el estado (un estado manifiestamente laico según su constitución), o de un largo etc, etc, etc, que es capaz de hacer hervir la sangre a cualquiera que tenga un poco de sensibilidad en favor de la verdad y en contra de la patraña y la intriga política.
En mi opinión, la Iglesia Católica es por su conducta merecedora del anticlericalismo que se le profesa, y responsable de haber propiciado una buena parte de la irreligiosidad que padece el mundo actual con su tergiversación del mensaje cristiano en favor del poder terrenal. Y esos pecados, por los cuales el papa Juan Pablo II tras hacer confesión pública pidió perdón, contrariamente a lo que dijo no son simple historia pasada sino rabiosa actualidad. Véase sino, además de lo apuntado en el primer párrafo, quienes tienen mayor influencia en las decisiones de la Iglesia y quienes están excluidos de ellas.
Pero lo peor de las mentiras no es el descrédito que proporcionan a quien miente, que allá cada cual con su reputación, sino que enmascaran la verdad y la invalidan mediante la perversión del lenguaje. Cuando el lenguaje cae en manos de perversos embusteros, quien sale más perjudicado, quien pierde más credibilidad no es el mentiroso sino las palabras. Y eso es, a mi ver, lo que ha ocurrido con el lenguaje religioso.
La grave consecuencia de esta animadversión que desde mi punto de vista está más que justificada es que el mundo cristiano, eso que históricamente constituyó la cristiandad, ha renunciado no tan sólo a la religión sino también a la espiritualidad, y se ha lanzado en brazos del materialismo más absoluto y destructor. Y las consecuencias de ese materialismo atroz que es la base indiscutible del capitalismo, están siendo nefastas para la Humanidad entera.
Me parece que resulta evidente que es infinitamente más peligroso un ingeniero que un simple artesano forjador o herrero cuando ambos están animados por un mismo pensamiento utilitarista, ya que el primero dispone de una capacidad destructiva muchísimo mayor que el segundo, en tanto que sus conocimientos técnicos no garantizan su capacidad para reflexionar sobre la repercusión de su actividad profesional en el devenir de este planeta que habita la Humanidad de la cual formamos parte. Y cada año salen de las universidades miles de titulados que son una auténtica bomba de relojería justamente por su falta de planteamientos religiosos, espirituales y éticos o por la simplicidad con que los abordan. En su ideario personal figuran en primer lugar el éxito social y profesional y el bienestar material, y en su proyecto de vida apenas sí tienen cabida otros planteamientos más humanos y altruistas.
Por todo ello, especialmente por esto último que acabo de decir, veo con preocupación la frecuente aparición en esta web, que quiere ser un instrumento para la lucha anticapitalista, de artículos en torno a la religión que por la simplicidad de sus planteamientos no hacen más que reforzar el pensamiento profundamente utilitarista que da soporte al capitalismo que pretendemos combatir. Es un tema que me interesa y como acabo de decir me preocupa, y por ello prometo insistir en él durante este próximo curso, es decir, después de vacaciones. Entretanto, a fin de evitar equívocos y facilitar a quien me lea la comprensión de mi posicionamiento sobre este controvertido tema de la religión y la espiritualidad, especialmente en lo que concierne a la educación, le invito a que consulte mis anteriores escritos publicados en esta misma web. Para encontrarlos no tiene más que poner mi nombre en la casilla del buscador.
Y por hoy, eso es todo. ¡Feliz verano!
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