jueves, 1 de abril de 2021

1 de abril Día de la Triste Memoria


Triste, porque no hay memoria más triste que la vencida por el olvido. Y lo que se ha olvidado en la España de hoy, entre otras muchas cosas, es que el día 1 de abril del año 1939, Francisco Franco, jefe supremo de las fuerzas fascistas que se rebelaron contra el legítimo gobierno de la República Española, proclamaba: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”.

Franco proclamaba el triunfo de las tropas fascistas sobre el ejército republicano y, a un tiempo, el comienzo de una sangrienta dictadura cuya sombra alcanza nuestros días.

Más de diez años de limpieza ideológica siguieron a aquella victoria fascista. Cualquier indicio de rojez era motivo de investigación y castigo. La muerte, el exilio y la cárcel dejaron en la orfandad a quienes aspiraban a construir una sociedad más justa. Una vez más la plutocracia había vencido.

La esclavitud, más o menos disimulada, seguía oprimiendo al pueblo español. Prohibidos los sindicatos salvo el Sindicato Vertical establecido por el régimen que regulaba las relaciones laborales establecidas por el gobierno. Prohibidas las huelgas, las reuniones, las manifestaciones de disconformidad. Controlados todos los medios de información, que así siguen.

La Iglesia Católica Romana bendijo aquel alzamiento militar y la dictadura que le siguió. Nunca aquella Iglesia ha pedido perdón por haber bendecido aquella guerra y aquellos crímenes que se hicieron, decían, para salvar a España del comunismo ateo. Y así, tras aquellos salvadores asesinos vino la clerecía salvadora de almas. “Hay que meterlas en el cielo aunque sea a puntapiés”, decía un cura conocido de quien esto escribe.

La violencia cambiaba de forma pero seguía. El único matrimonio válido era el católico. El concubinato era delito. Los únicos nombres válidos para la inscripción en el Registro Civil de los seres que venían al mundo eran los castellanos y católicos. La doctrina católica se enseñaba obligatoriamente en todas las escuelas. Los curas predicaban hasta por la radio en tiempo de Cuaresma. El silencio era obligado en Semana Santa y ni hablar en voz alta se podía, pues cualquiera que pasara por la calle podía ser un policía vestido de paisano.

Luego llegaron los ministros del Opus Dei y dieron comienzo los “Planes de desarrollo”. Se trataba de que la gente estuviese contenta y trabajase con alegría. Y así, llegó el consumismo para ya nunca más desaparecer. La gente trabajaba 12 y hasta 14 horas diarias para poder comprar el frigorífico, la lavadora y el televisor. Y para la clase privilegiada, es decir quienes explotaban a quienes estaban socialmente más abajo, estaba el coche, que se establecía como signo inequívoco de superación social.

Aquel gran disparate de miseria humana no podía durar siempre. Llegó un tiempo em el que las dictaduras no estaban bien vistas en la Europa que contribuyó por activa y por pasiva a instaurar la que en España regía. Y aprovechando que el dictador murió, quienes manejaban la política en aquel momento buscaron el modo de transformar la dictadura en una democracia, pero sin que nada cambiase. Nuevas leyes, nuevas formas, pero los poderes fácticos en las misma manos.

Sobre la base de la limpieza ideológica se estableció un nuevo pensamiento hegemónico. ¿Para qué pensar en reivindicaciones sociales si podemos ser felices distrayéndonos en la medida de lo posible con todo lo que la sociedad de consumo nos ofrece? Ahí está el quid de la cuestión. ¿Qué poner en primer lugar, el mero goce o la dignidad humana?

Y así hemos llegado a otro olvido: el de la DIGNIDAD HUMANA. ¿Qué es la dignidad humana? En un mundo dominado y gobernado en gran parte por sinvergüenzas que no dudan en sacrificar a pueblos enteros en provecho propio, ¿vale la pena pensar en la dignidad humana? ¿No es mejor sobrevivir lo mejor que se pueda sin complicarse la vida por nada ni para nada?

Cada cual tiene su respuesta, pero ya vemos lo que está ocurriendo con ese olvido. Una forma de vida insolidaria que prioriza los negocios a la salud. Multitudes que, desoyendo las recomendaciones médicas, eligen divertirse aunque eso cueste la vida a miles de personas, abandonadas muchas de ellas en residencias geriátricas a las que apenas llega el recuerdo de quienes de ellas recibieron la vida. Destrucción de la naturaleza y aumento de la desigualdad entre los pueblos del planeta Tierra. Y podríamos seguir contando.

Día 1 de abril, Día de la Triste Memoria en España. Pero solo un día más de la victoria de la indignidad sobre la dignidad humana en el mundo entero. /PC.

Publicado: https://kaosenlared.net/1o-de-abril-dia-de-la-triste-memoria/ KAOS EN LA RED 

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