miércoles, 4 de junio de 2014

Entre la Abstención Activa y Syriza

Sin ánimo de polemizar y después de habernos esforzado inútilmente por entender esa “maravillosa” estrategia de la Abstención Activa.


Hay cosas que a las pobres gentes de pocas luces -de las cuales puede muy bien ser que formemos parte- le cuesta entender. Una de ellas es que los humanos escarmentemos tan poco en cabeza ajena y tropecemos en la misma piedra que tropezaron quienes nos precedieron en el camino.

Sabemos que las instituciones políticas que nos convocan a las urnas no nos representan. Sabemos que están en manos de auténticos villanos. Sabemos que tienen una gran fuerza y un poder inmenso porque controlan todo lo que les hace falta, empezando por los medios de difusión de noticias y cuentos. Pero sabemos también que ya en tiempos de la II República Española la izquierda radical entendió que abstenerse era regalarle a la derecha el gobierno del Estado. Que era darle vía libre para que legislase según le viniese en gana y pudiese reprimir luego a su gusto con todo el basamento legal que sin demasiadas trabas hubiese armado.

Lo dicho y más lo sabemos por haberlo escuchado de boca de nuestros mayores quienes nacimos en aquellos históricos tiempos de república. Lo pueden saber quienes cargan menos años a sus espaldas porque está escrito en los libros de historia. Y aunque no lo supiese puede llegar a esa conclusión todo ser humano que sin demasiados principios ideológicos tenga dos dedos de sentido común. ¿Por qué, pues, repetir lo mismo una y otra vez?

Algo extraño a nuestro modo de pensar debe de ocupar un lugar en la mente de esa militancia de izquierda (si es que de verdad es izquierda) que propone la Abstención Activa. Algo cuya carencia nos impide entender qué pretenden, a dónde quieren ir a parar y por qué caminos piensan llegar.

En nuestra simpleza somos capaces de pensar que la izquierda debe dar la batalla allí dónde la derecha se la presente. Que regalarle armas al enemigo o dejar que tome ventaja es una soberana estupidez. Pensamos que son los hechos y no las intenciones lo que determina el curso de la historia, lo cual nos impide distinguir entre una abstención abúlica y otra plenamente consciente, dado que ambas conllevan los mismos resultados.

No entendíamos antes del pasado domingo y seguimos sin entender hoy qué sale ganando el pueblo con el triunfo político de la derecha. Entendemos, eso sí, que la izquierda se organice y dé la batalla en todos los frentes, incluido el electoral, como la está dando Syriza en Grecia, por poner un ejemplo animoso y estimulante. Lo entendemos pese a que sabemos muy bien lo bestia que es la ultraderecha y de lo que son capaces los sicarios del capitalismo. Pero no vemos ninguna razón por la cual haya que abandonar el frente electoral cuando en él se puede obtener algún resultado favorable, siquiera sea el de ocupar puestos para que no los ocupe el enemigo.

No vamos a aburrir con largos argumentos a quienes nos honran leyendo este escrito sino que nos vamos a limitar a sugerirles un par de lecturas. Una, concisa y fácil de entender, del profesor Juan José Torres López. La otra, un artículo más extenso que nos llegó hace unos días a través de REBELIÓN. Espero que ambas merezcan su atención.

Y discúlpennos ustedes que propongamos esta reflexión a toro pasado, cuando ya las urnas han sido abiertas y su contenido ha sido publicado. Antes del domingo ya dijimos lo que nos pareció adecuado [1]. Pensamos que las decisiones personales deben ser tomadas libremente y también que reflexionar es tarea necesaria por más que pueda ser tardía para el presente. /PC

[1]   “Entre el inmovilismo y el populismo”
http://www.kaosenlared.net/secciones/s2/opinion/item/88352-entre-el-inmovilismo-y-el-populismo.html


LECTURAS RECOMENDADAS:

Juan Torres López, “El valor del voto”.
http://juantorreslopez.com/impertinencias/el-valor-del-voto/

Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero, “La Izquierda, el sentido común y el cristianismo”
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=184680

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