domingo, 17 de abril de 2005

Hoy como ayer

El «Bien común» sucumbe ante el «Beneficio propio». «Capitalismo neoliberal» y «Fanatismo católico» unidos contra el Pueblo.


En estos días que celebramos un histórico triunfo del «Pueblo Español» sobre quienes le esclavizaban, sería bueno pararse unos instantes a pensar en las nefastas fuerzas esclavizantes que nos oprimieron y que nos siguen oprimiendo. Y pese a que el fenómeno es, por desgracia inmensa, de ámbito mundial, a fin de no enzarzarnos en teorías que pudiesen distraer nuestro empeño, nos centraremos en este entorno hispano que ahora se conmueve entre el recuerdo y el deseo, y trataremos de movernos a ras de suelo.

Por más que pueda sonar a tópico, hoy como ayer el pueblo sigue esclavizado por unos pocos que con la fuerza del Estado se imponen sobre el resto. Unos pocos rodeados siempre de unos muchos, ya que pertenecer al grupo de los opresores ha sido, es y será sin duda alguna, si como decía mi abuela Dios no lo remedia, el mayor beneficio material que cualquier individuo sin entrañas puede alcanzar en este sucio mundo.

Desde tiempos remotos, la estabilidad social se ha basado en el domino de los ricos sobre la multitud de pobres. Ello ha sido posible gracias a la cooperación de diversos estamentos e instituciones de ámbito estatal, entre los que destacan el Ejército, la Iglesia y la Corona, con toda la secuela represora de guardias y verdugos, clérigos, leguleyos y todo orden de gentes reaccionarias de entre las clases más acomodadas, que haberlas desde siempre las hubo. Y ni que decir tiene que en todo momento cada uno de esos elementos ha cumplido fielmente su tarea con el afán que en ellos despertara la expectativa del «Beneficio propio».

Andando el tiempo, a medida que los oprimidos adquirieron conciencia firme de su sometimiento y mostraron su capacidad de enfrentarse a los opresores, la «Justicia social» fue progresando, hasta llegar a su expresión máxima en esta tierra hispana un «14 de abril» de gloriosa memoria. Pero no conformes con el curso de la historia, vencidos y humillados los opresores, no dudaron el recurrir a los sables de los más desalmados. Y así al amparo de los ricos, no sin la bendición de quienes se anunciaban como guias oficiales del camino del Cielo, un nutrido grupo de militares se alzaron contra la legalidad de una República instituida por el Pueblo, con el único fin de volver las cosas a su lugar de antes, el de toda la vida, que no es otro sino el de los ricos en lo alto y los pobres debajo.

Un dictador sin escrúpulos al frente de los reaccionarios, una turba de esbirros y una abundante multitud de colaboracionistas ávidos de privilegios mantuvieron a raya todo intento de rebelión entre el Pueblo vencido, que poco a poco murmurando entre dientes no tuvo más remedio que aceptar su impotencia. Por su parte la Iglesia, esa Católica Apostólica y Romana Iglesia, aceptaba y bendecía al Dictador que aseguraba un sustento copioso a toda una clerecía que amenazaba con anatemas y fuego eterno a los desobedientes. Un gigantesco paso atrás en el curso de la Historia, con gran placer de Roma que restauraba así un feudo medieval en esta «Piel de Toro» cubierta de sotanas. ¡La Cristiandad de nuevo! ¡Santiago y cierra España! Una vez más el «Bien común» sacrificado al «Beneficio propio» de quienes dominaban por la Fuerza y el Miedo a este vencido Pueblo.

Han pasado los años, y así seguimos. Los Ricos en lo alto sin discusión alguna. El Parlamento copado por quienes preconizan el poder del dinero y la «Unidad de España» con el apoyo de las «Fuerzas Armadas» y el simbolismo de una Monarquía retrógrada de aldeanas y príncipes. Y para que no falle la «comida de coco», por si no nos bastase con la «Tele», una Iglesia nostálgica intentando de nuevo restaurar con intrigas y presiones su propio Imperio. Hoy como ayer, el Dinero y el Clero unidos contra el Pueblo.

PUBLICADO EN:
www.kaosenlared.net/noticia/hoy-como-ayer


No hay comentarios:

Publicar un comentario