Primavera en el hemisferio boreal y, por ende, en España. Primavera climática, pero no política ni social. En los ámbitos social y político estamos viviendo el otoño más triste de cuantos recuerda quien esto escribe.
Otoño, que no invierno, porque si bien el invierno es frío, duro hielo, congelación y muerte, durante él crece el día y a cada instante se acerca la primavera, que es el manifiesto mayor de la esperanza.
Preludio de muerte es el otoño que empieza con la desmemoria, con la renuncia a recordar que en diversos momentos de la historia luchamos por nuestros derechos de seres humanos. Con el olvido de que somos seres dignos, no animales de carga, ni rebaño para nutrir a las bestias que el destino, el azar o la fuerza bruta nos ha colocado socialmente encima.
En esta España desde la cual escribimos, la esperanza murió ocho décadas después de aquel 1 de abril de 1939 en que el fascismo se proclamó vencedor en su lucha contra quienes defendían la dignidad humana de una población secularmente sometida.
Porque incluso durante el duro y largo invierno de la dictadura que siguió a aquella triste fecha, hubo esperanza. La hubo en gran parte de quienes sobrevivieron a aquel terrible genocidio y confiaban en reemprender la lucha en algún momento. La hubo en quienes años más tarde nos incorporamos a esa esperanza del mejor modo que pudimos.
Pero empezó a agonizar la esperanza a partir de la instauración de la democracia en 1978. Todo el franquismo se volvió demócrata de la noche a la mañana. Quienes el 1 de abril de 1939 proclamaban el triunfo del fascismo y la brutalidad en España lograban, a partir de entonces, borrar el pasado y seguir gozando de todas las ventajas que les aseguró aquel triunfo.
Ya el pasado no fue. España era pura democracia. Nunca hubo en ella opresión. Nunca fue una plutocracia. Las revueltas obreras del pasado carecían de fundamento. Aquella República que se proclamó el 14 de abril de 1931 era una concesión al más absoluto libertinaje. Por eso tuvieron que erradicarla. Por eso habían tenido que alzarse en armas contra ella. Por eso hizo falta devolver el orden a aquel pueblo insurrecto influenciado por el comunismo ateo.
Ese fue el discurso de los nuevos demócratas y ese sigue siendo. No hay que recordar lo que no existió. Ni las luchas obreras. Ni sus pequeños triunfos, como fue el de la instauración de aquella república en 1931.
Tampoco hay que recordar las represiones de la oligarquía. Ni la maldad de quienes las llevaron a cabo. No. España es hoy un ejemplo de democracia. En ella reina la paz. Nadie aspira a nada que no sea lo que de buen grado da el orden establecido. O sea: ALGO DE PAN Y MUCHO CIRCO.
Mucho circo para atontar, para estupidizar, para adormecer las conciencias, para que el pueblo no sea pueblo y sea un manso rebaño. Y así quienes impunemente decretan hambre i miseria en el mundo entero y las imponen mediante leyes y guerras cuando les conviene, no tendrán oposición alguna. Y un mundo de esclavos felices los reverenciará.
Olvidar las fechas. Olvidar
los hechos. Olvidar las causas. Olvidar. Vivir sin memoria para no sufrir, para
ser insensibles, para ser parte de un gran rebaño sumiso al poder. Ese es el
gran proyecto de la plutocracia en esta Civilización Occidental Cristiana,
según la denominó León Ferrari. Y da la impresión de que lo está logrando.
Por suerte, no todos los seres humanos están hechos de la misma pasta. Ahí está la revuelta de las mujeres, que acá en España pudieron ejercer su derecho al voto el 19 de noviembre de 1933, bajo el gobierno de aquella república que hoy yace en el olvido. Otras son hoy sus reivindicaciones, pero no su espíritu, pues no cesan de luchar por todos sus derechos.
Las fechas pueden caer en el olvido. Los medios de desinformación pueden llevar su labor hasta cotas impensables de perfección y eficacia, pero si hay algo que difícilmente se puede exterminar es el sentido de lo justo inherente al alma humana.
No serán las ya viejas reivindicaciones sino otras nuevas. Las que vayan surgiendo a medida que el poder imponga nuevas limitaciones. No sabemos lo que será. Quizá lo que menos imaginamos. Pero mientras haya un solo ser humano en el planeta Tierra, habrá quien luche por un mundo más justo y más humano./PC
Publicado en ECUPRES: https://ecupres.wordpress.com/2021/04/14/la-espana-de-la-desmemoria/