domingo, 15 de noviembre de 2015

Catalunya se rebela


El alma del pueblo catalán despierta y se declara insumisa al Estado español.


El pasado martes 10 de noviembre el parlamento autonómico de Catalunya aprobó una resolución por la cual se compromete a no obedecer más leyes que las aprobadas en dicha cámara, a despecho de cuanto dicte el Gobierno español. Con esta singular declaración, la cámara catalana inicia un período de desobediencia institucional que ya ha sido contestada por el Gobierno del Estado con amenazas de todo orden. 

El poder estatal se manifiesta dispuesto a reducir la rebelión de ese pueblo que nunca se sometió de buena gana. Ese Estado con vocación de imperio ha ido viendo con el paso del tiempo como uno tras otro se liberaban los pueblos que antaño sometiera o ha tenido que aceptar sin poder impedirlo cambiasen de amo y señor. Hoy es Catalunya, el último baluarte de su poder invasor, el que está tratando de liberarse del yugo que lo oprime.

Pero no es fácil la tarea de poner la dignidad humana en el lugar que le corresponde, pues acá igual que ocurre en todas partes del mundo, intereses de todo orden, a cual más espurio, se resisten a aceptar todo cambio que no les favorezca. No importa el sentido de lo justo en el mundo actual. Se ha perdido esa idea como se perdieron tantas otras que fueron la base de subsistencia de antiguas formas de vida, hoy olvidadas todas ellas o incluso desconocidas. 

Se oponen a la independencia de Catalunya quienes de un modo u otro la invadieron y bien por ignorancia o por culpable desconocimiento insisten en no reconocer los derechos del pueblo catalán a gobernarse por sí mismo, con leyes dimanadas por propio parlamento con el consenso del propio pueblo. Se oponen quienes anteponen la legalidad a la legitimidad, quienes de hechos consumados y formas impuestas hacen norma. Y se oponen también quienes no entienden el sentido hondo de la palabra libertad, quienes nunca fueron conscientes de su condición de esclavos y no aceptan que alguien pueda sentirse a manera de tal.

Pero no son solamente impedimentos externos los que dificultan la tarea de construir ese proyecto de nación libre que late en el alma del pueblo catalán. Hay también tensiones internas. Hay capas sociales que quieren para sí el control y gobierno de la sociedad de ese nuevo Estado catalán que se aspira a formar. Y ahí es donde se libra la batalla en el momento presente. 

La codiciosa derecha catalana que capitalizó para su bien el noble anhelo de independencia del pueblo catalán ha encontrado en una pequeña organización de la izquierda surgida del mismo pueblo, con escasa representación parlamentaria en la pasada legislatura pero con una convicción y honestidad en su conducta que le ha merecido un crecimiento superior al trescientos por cien en el recuento de votos del pasado 27S. Esa joven coalición denominada Candidatura de Unidad Parlamentaria (CUP) se opone férreamente a las pretensiones oligárquicas de esa derecha catalana que ha pretendido ocultarse bajo la estrellada bandera de la independencia y la desenmascara. Es un combate desigual, El pequeño David contra el gigante Goliat. La escasez de medios contra la abundancia que dan el dinero y el poder establecido. Es el ideal contra el pragmatismo y la codicia juntos. Es el futuro esperanzado contra la continuidad del oscuro presente.

Anoche la TV autonómica catalana mostraba una parte de ese desigual combate cuando un presentador y tres periodistas escogidos asediaban a un invitado representante de la CUP. Era un asedio en toda regla, un esfuerzo supremo por ponerlo en ridículo ante toda la audiencia. No es la primera vez que se da ese espectáculo desde que CUP se opuso a JxS, como tampoco es la primera vez que el invitado de turno sale airoso del encuentro. Tres encerronas de ese calibre hemos visto en pocos días y las tres con idéntico resultado. Y es que la honestidad y la limpia conciencia son difíciles de batir.

No sabemos cuál será el resultado final de esta batalla. No sabemos si será el Estado español quien pondrá límites a la noble aspiración del pueblo catalán representado por esa coalición de nítido espíritu republicano llamada CUP o si serán las malas artes de sus adversarios quienes frustraran su proyecto de República Popular Catalana, pero sea cual sea el resultado, la lucha por el bien común no dejará de tener más tarde o más temprano su recompensa, porque en la siembra del bien no hay aporte inútil. 

El espíritu de justicia y libertad pervivirá siempre en el alma de los pueblos, por más que muchos se empeñen en darle muerte. Matarán quizá a quienes luchan… Los harán desaparecer… Pero no matarán al Espíritu que los animó. Lo expresan bien aquellos versos de María Elena Walsh que dicen: “Tantas veces me borraron, tantas desaparecí y a mi propio entierro fui solo y llorando; hice un nudo en el pañuelo pero me olvidé después que no era la única vez y seguí cantando…”. Y cantando seguirán hasta el final de los tiempos esas voces que claman por la libertad y la dignidad de todos los seres humanos sin distinción. Así, “Como la Cigarra”, por más que dure el largo invierno que la tuvo bajo la tierra. /PC

https://ecupres.wordpress.com/2015/11/16/catalunya-se-rebela/


lunes, 2 de noviembre de 2015

La hora de la verdad del independentismo catalán


Con mayoría de escaños en el parlamento catalán (72/135) las formaciones independentistas JxS y CUP se disponen a llevar a cabo la parte compartida de su programa electoral que consiste en declarar la independencia de Catalunya.


La coalición JxS presentó en su campaña electoral como objetivo único declarar unilateralmente la independencia de Catalunya respecto del Estado español si el número de escaños alcanzados en las elecciones del pasado 27S lo permitían. Para alcanzar dicho objetivo consideraron que eran imprescindibles dos cosas: 1) dejar de lado todo ideario político y centrar todas las acciones en la consecución de la independencia; 2) reelegir al presidente saliente Artur Mas sin cuestionar las decisiones políticas de sus gobiernos hasta el presente y las que pueda dictar en su nueva entapa. 

En cambio CUP sostuvo firmemente durante su campaña que no daría soporte a la investidura de Artur Mas por desacuerdo con las políticas de corte neoliberal que viene aplicando a lo largo de su mandato. Ambas formaciones coinciden en su objetivo de declarar unilateralmente la independencia de Catalunya y desobedecer las exigencias del gobierno del Estado cuando estas sean contrarias a los intereses del pueblo catalán. Pero difieren en cuanto a lo que consideran de interés para el pueblo. En tanto que a la CUP quiere una república catalana de corte socialista, JxS es plenamente neoliberal y los intereses que defiende son los de las clases privilegiadas, contrarios a los de la mayor parte de la población.

Establecer pactos partiendo de idearios políticos tan contrarios entraña grandes dificultades que para bien de su ideario independentista ambas formaciones políticas se esfuerzan en sortear. Y entretanto discuten uno y otro punto en desacuerdo se aplican a llevar a cabo el único punto en que coinciden, que es la declaración de independencia de la nación catalana en relación a las exigencias del gobierno del Estado. 

El gran atrevimiento que semejante gesto comporta ha puesto en guardia a los incondicionales defensores de la unidad del Estado. Dando muestras de poca imaginación, al presidente Mariano Rajoy no se le ha ocurrido sino imitar al catalán Artur Mas en su estrategia de unir bajo una misma bandera a los defensores de la patria, la española para Rajoy y la catalana para Mas. Ese ardid les permite ocultar bajo sus respectivas banderas toda la podredumbre que sus formaciones políticas acumulan tras los muchos años que llevan gobernando y controlando los medios de comunicación, silenciando voces disidentes y dando tribuna a los incondicionales aduladores. 

Pero por más que las mentes puedan estar hipnotizadas hasta el punto de extraviar el pensamiento de forma que impida discernir lo real de lo narrado o imbuido, todavía las hay que resisten a ese permanente lavado que desde el poder se está haciendo del pensamiento colectivo, tanto en Catalunya como en el resto del Estado. Hay quienes sin renunciar a los derechos de los pueblos a establecer sus propios gobiernos de forma libre y democrática defienden a un tiempo los derechos fundamentales de todo ser humano. Hay quienes no ahogan su ideario político con el espejismo de identidades que aun siendo en sí respetables dejan de serlo cuando son utilizadas para alcanzar espurios fines políticos.

La vocación de imperio del viejo Reino de Castilla se enraizó en el corazón del Estado español. A las conquista en territorio peninsular le siguieron las que llevaron a cabo en el continente europeo y allende los mares. Siempre a punta de lanza, imponiendo su ley a fuego y espada. Esa “vocación de imperio” claramente expresada por el fascista José Antonio Primo de Rivera pervive todavía. El Estado español no tan solo no renuncia a sus victorias de armas sino que se enorgullece de ellas en fechas y actos solemnes cada 12 de octubre y las reivindica ahora ante el pueblo catalán que reclama a voz en grito como nunca antes lo hiciera su derecho a ser tenido como tal y respetado por ese Estado heredero de todas las miserias humanas que desde 1939 predicaron como virtudes los políticos fascistas.

En el parlamento catalán el independentismo se puso en marcha. CUP y JxS se enfrentan a las formaciones políticas que sordas y cerradas a todo diálogo están incondicionalmente por la unidad del Estado. Entretanto en el seno del independentismo la lucha por lo social que defiende CUP se enfrenta a la codicia de CDC, generadora de esos grandes eventos impulsores del independentismo con los cuales pretende, según hemos ya señalado, encubrir la codicia de esa burguesía catalana ávida de poder y de riquezas. 

Ambas formaciones tienen su respectivo talón de Aquiles. CDC, las políticas neoliberales aplicadas durante su gobierno, a las cuales hay que sumar las demandas por corrupción que enfrentan diversos miembros de su partido. CUP tiene como punto débil su programa independentista, que no goza de la merecida comprensión ni dentro ni fuera de Catalunya y que CDC aprovecha para presionar en favor de la reelección del presidente Artur Mas. ¿Hasta qué punto una y otra formación podrán vencer en su personal duelo? ¿Buscarán ambas formaciones algo parecido a un empate técnico provisional y aplazarán su lucha hasta mejor ocasión? Eso se sabrá en breve. De momento la lucha sigue presentándose como de Catalunya contra España. Esperemos que desaparezca pronto esa gran cortina de humo y aflore la realidad política tanto catalana como española. /PC