jueves, 20 de diciembre de 2012

Feliz Navidad



Que el Espíritu de la Navidad alcance:

A quienes la toman como una fiesta de luces y campanillas y la celebran echando la casa por la ventana en un derroche de consumismo y obligados regalos.
A quienes no toman en cuenta el costo ecológico y humano de los objetos que compran, sino tan solo el placer que les da poseerlos.
A quienes consideran que no tener los últimos electrodomésticos y aparatos electrotécnicos que han aparecido en el mercado es una ignominia.
A quienes prefieren los teléfonos móviles (celulares) a los libros.
A quienes miran el mundo a través de la pantalla de TV.
A quienes prefieren la tecnología a la filosofía.
A quienes consideran admirables la ostentación y el lujo.
A quienes prefieren la competencia a la colaboración y tienen por valor máximo el triunfo personal.
A quienes dedican más tiempo a las distracciones que al estudio, más tiempo a divertirse que a reflexionar.
A quienes hacen de su vida un continuo pasarlo bien, un inconsciente no querer saber nada de responsabilidades sociales, de nada que sea ajeno a su propia familia, a sus allegados y a su mundo inmediato.
A quienes optan por el analfabetismo político e ignoran que las decisiones políticas son la causa de que vivamos mejor o peor, de que haya más o menos justicia, de que el dinero esté mejor o peor repartido.
A quienes ignoran que los políticos hacen lo que les da la gana porque el pueblo se inhibe de la responsabilidad de controlarlos.
A quienes solo preocupa el bienestar propio, el de su familia y allegados, importándoles un bledo el bien común.
A quienes ponen de modo incuestionable el bien propio por encima del bien ajeno, se aman más a sí mismos que a su prójimo y creen que ese es el camino de la felicidad.
A quienes consideran inviolable la propiedad privada, aun cuando esta atente contra el bien común.
A quienes consideran natural que en el mundo haya pobres y ricos.
A quienes de la explotación del prójimo han hecho norma de conducta.
A quienes ponen el dinero por delante de cualquier otro valor.
A quienes están de acuerdo en que haya escuelas públicas para pobres y privadas para ricos.
A quienes están de acuerdo en que haya hospitales públicos para pobres y privados para ricos.
A quienes consideran que el único fin de su trabajo es proporcionarles unos buenos ingresos.
A quienes desconocen el costo humano de un celular.
A quienes desconocen el esfuerzo humano que conlleva la confección de las prendas que vestimos, las inhumanas condiciones de trabajo y de vida de quienes las hacen y los salarios de miseria que se les pagan.
A quienes se jactan de tener segunda vivienda y se desentienden de quienes no tienen ninguna.
A quienes presumen de viajar en autos de lujo.
A quienes clasifican a los demás según su poder adquisitivo.
A quienes clasifican a las personas según el color de su piel.
A quienes se ufanan de pertenecer a una clase social privilegiada.
A quienes consideran que su pueblo es superior a otros y eso les da derecho a menospreciarlos, a invadirlos, imponerles sus leyes, explotarlos y expoliar sus riquezas naturales.
A quienes ignoran que antes que los estados estuvieron los pueblos.
A quienes siguen celebrando y ensalzando las viejas gestas guerreras de su pueblo.
A quienes consideran la legalidad de las decisiones políticas pero no su legitimidad.
A quienes dan por buenas las decisiones políticas que les favorecen por mas que estas perjudiquen a la mayoría.
A quienes consideran que los pobres son peligrosos.
A quienes piensan que la seguridad ciudadana es tarea de jueces y policías, pero no de justicia social.
A quienes detestan la pobreza e ignoran sus causas.
A quienes están en favor de la paz pero quieren seguir teniendo todo lo que les proporcionan las guerras.
A quienes no sabemos encontrarnos en la lista pero por alguna razón debiéramos estar en ella.

De todo corazón, ¡FELIZ NAVIDAD!

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